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28 octubre 2019

De vivos y muertos

Algunos no se olvidan de acudir al cementerio estos días.
Temo las fechas en las que empieza a soplar el viento arrasando a su paso con las últimas notas del verano. Las tardes ya no son tan largas y todos desean volver pronto a sus casas. Es tiempo también de aniversarios y, pronto, de acudir al cementerio. En el Día de Todos los Santos. Oh, sí. Muchos pacientes lo siguen haciendo. Más allá de sus creencias. Más allá del tiempo. El duelo no acaba nunca: parece que siempre hay algo más que pudimos decir, algún conflicto sin resolver, un adiós no dado...

También es el calendario el responsable de esta nube de desánimo que se posa entre tú y yo. Al volver temprano a casa hacemos un viaje mucho más interno: abrazamos las ausencias y la oscuridad de las noches. Es inevitable que, a medida que se acerca el final del año, cada uno vaya poniendo en la balanza las sensaciones de estos meses atrás. ¿Hemos cumplido objetivos? ¿Nos ha ido bien? ¿Estamos donde queremos? ¿Nuestra pareja nos quiere? A algunos tanto insight les ayuda a cerrar otro capítulo. A otros, sólo les sirve para no pegar ojo. 

Y así los años pasan. Total, sólo son un puñado de semanas desarregladas que no saben ni cómo encajar. Si no, no habría años bisiestos. Lo mejor es recordar: que no estamos solos, que los que fueron nunca dejan de ser, que el amor empieza desde dentro y que no solo se recibe sino que se reparte.

Esta semana, si vas al cementerio, recuerda que el vivo eres tú

08 junio 2019

Improrrogable

De siempre he querido un sillón. 
Porque pensaba que un sillón es un cómodo elemento decorativo para un salón o habitación con poderes mágicos para atrapar la inspiración. Ideas de escritora novata. La cuestión es que ese pensamiento poderoso hace que se geste una idea o intención. Si creemos que un sillón sirve para conseguir resultados, en este caso: páginas escritas, por qué no plantearnos adquirir uno. Muy sencillo. O no. 

El diván... no es lo mismo. Eso es para el loquero y entre tú y yo se trata de escribir. He ojeado y hojeado catálogos y webs de sillones durante años pero nunca ha llegado al producto de esa búsqueda. Primero por falta de dinero (en mi época de estudiante). Luego, por falta de espacio (en el piso). Y a mi alrededor otros se me han adelantado en la primicia estrenando sillones para otros menesteres como la lactancia o masajear al gato. 

Con el tiempo uno se hace un máquina en esto de la moratoria. Primero empezamos por postponer los pequeños antojos y los caprichos porque no son necesarios; luego uno aplaza los grandes sueños con un alto interés sin saberlo, y así hace con las vacaciones, el coche o hasta la casa terminando por postergar hasta la Vida. ¿Sabes lo que te digo? Que estoy mirando de nuevo anuncios de sillones y probando más de uno porque sigo queriendo ese sillón para escribir. Tanto si sirve para obtener algún parrafillo bueno como si no. 

Qué te parece si hoy me haces caso y dejas de aplazar... Porque ser feliz es improrrogable. 

05 mayo 2014

London

Yo a la dcha fotografiando St. Paul's
Mi hermana V. ha estado esta semana en Londres con sus compañeros, de viaje de fin de curso. Tenía muchas ganas de ir porque era la última de la familia en visitar ese país y esa ciudad. Todos le habíamos contado nuestras experiencias: las buenas, las estupendas, las maravillosas. Y claro, ella estaba deseando ir. 

Ahora mismo debe estar mareándose en alguna atracción de vértigo del parque de atracciones. Al parecer lo que menos le gusta es la comida (normal, los ingleses comen cada cosa...). Está indignada porque el grupo va armando escándalo por donde pasa. En casa ya le advertimos que los españoles en Inglaterra somos una feria andante. Dice que ha visto llover poco. ¿Qué le vamos a hacer? Yo vi llover durante horas en Agosto y ella ha cogido un tiempo espectacular en Mayo. También cuenta que ha gastado mucho en regalos pero que no ha practicado tanto inglés como le hubiese gustado. Me acuerdo perfectamente de esa sensación, la de gastar dinero rápidamente. Aquello era un no parar, en cada tienda tenía mil motivos para acercarme a mirar y al final, muchas veces terminaba por comprar. ¿Quién sabía cuándo podría volver?
Luego siempre volvía... 
Londres tiene lugares que te enamoran y te enganchan. Todas las veces que he estado en Inglatera he descubierto que las cosas entre y yo se pueden hacer de otra manera, y mejor (menos la comida). Es un país precioso con muchas historias para el viajero que como yo, va buscando algo especial. Siempre hay algún rincón mágico: puede ser una librería de segunda mano en Notting Hill, un puesto de especias en Covent Garden, los cisnes del Hyde Park, las ardillas que vienen a por tu comida, los policías que te saludan por la calle, los pubs del Soho, el barrio chino, los barcos que van por el río, las campanadas del Big Ben, las infinitas rutas subterráneas del metro, la gente que conoces, los callejones que pasan desapercibidos, los edificios modernos al lado de iglesias antiguas, los puestos de fruta en plena calle... 

En el punto más alto de St. Paul's    

13 abril 2014

Palabras difíciles

Querido maldito,
Esto es el adiós. Adiós a las cenas para dos, adiós a los domingos contigo, adiós a los besos. ¿Crees que es fácil para mí decir esto? No. ¿Acaso no luchamos los dos? ¿por qué salió todo mal? El destino no quiere que estemos juntos y ahora mismo sus trazos se borran. A dónde iré si no es contigo. Supongo que allá donde el tiempo no cuenta, al limbo que hay entre tú y yo cuando no estamos juntos, justo donde no quiero ir. Dicen que es bueno poner tierra de por medio, ¿y por qué no un mar entero? El agua salada podría borrar mis lágrimas. Tonta de mí. Te quise y todavía no sé por qué. Aunque no me convenías y tus palabras de amor estaban vacías, las pocas que decías... Ahora estoy aquí, mendigando en medio de un montón de nada un ápice de lucidez para escribirte, probablemente perdiendo el tiempo en algo que nunca leerás, al menos con el corazón. ¿Sabes qué? Si tienes que marcharte, vete. Sal de mi vida. Estoy cansada de pelear por causas perdidas y ésta hace tiempo que lo es.
Pero todavía hay dentro de mí unas gotas de amor que te regalo aquí. Porque fuiste mi camino, mi luz y mis colores. Gracias, cariño. Supiste descubrir mi verdadero ser, alguien que ni yo misma conocía. Junto a tí me sentí feliz con letras mayúsculas, ¿no lo sentiste tú también? Aunque todo esto ya no importa, verdaderamente. Ahora mismo sólo quiero alejarme de tu sombra. Recorrer el mundo anónimo otra vez, reír ¿por qué no? y no mirar más atrás, a tí, a nuestro piso vacío, a nuestros posibles. Se me acaba el café. Y ya no se me ocurre mucho más que decir. Creo que el silencio es nuestra mejor cura. Fue un placer poder compartir contigo cada segundo que vivimos. Espero que cuando leas esto te encuentres bien y que, si algún día decides pensar en mí, sea para bien.
Adiós querido maldito.

02 abril 2014

El ciclo de congelación de los garbanzos

Desde un principio me planteé hacer la segunda parte de mi preparación para el MIR fuera de casa. Es decir, que al acabar el sexto curso este Julio me mudaré a una de las sedes de la academia Amir, hasta Febrero del año próximo. Razón principal: pues que en las Islas Canarias no hay ninguna sede para hacer al menos una parte de la preparación MIR presencial. Razón secundaria: porque en mi casa no hay quien estudie. Total, que mi madre se ha puesto las pilas y ha empezado a darme clases de cocina vital básica (pelar papas) y próximamente, cocina vital avanzada (freír papas). Esto se basa en que yo pongo mi poker-face y la dejo que hable, igual que cuando veo las e-clases de Amir. Confío en que algo retendrá mi cerebro (confío demasiado en él, ahora que lo pienso). Lo mejor es que, cuando cierro los ojos por la noche e intento dormir, todo vuelve... pasan ante mí los pacientes con manchas extrañas y posiblemente contagiosas que toqué ese día, las vídeo-clases de 5 horas, el esquema de las vasculitis, el TNM del cáncer de pulmón, el algoritmo de la insuficiencia respiratoria y mi madre contándome qué hacer con los garbanzos cuando están congelados y quieres ponerlos en la sopa. Entre tú y yo sabemos muy bien que, cuando no sepa qué hacer con las papas, la llamaré para que me lo cuente todo otra vez. 

27 agosto 2013

El mejor peor

Mi prima N. de 10 años me contó hoy cuál había sido el peor día de su vida.
Al parecer, el último día que tuvo clase de Educación física este curso, hizo mucho calor. Para colmo, la profesora hizo correr 10 vueltas al patio a todo el grupo. Me contó que algunos niños se escondían detrás de las escaleras, a la sombra, para que la profe no los pillara. Dijo que ese había sido el peor día de su vida. Yo estuve apunto de explicarle que a eso lo llamábamos "test de Cooper" y que no era dar diez vueltas al campo, sino correr durante 12 minutos sin parar y que yo lo había hecho unas cuantas veces en el colegio. Pero dudé de que eso entre ella y yo importara, se trataba de su peor recuerdo. ¿Cuál era el mío?

Esto no me llevó mucho tiempo pensarlo, fue la época en la que estudiaba Patología General de 3º de carrera, la primera y casi la última asignatura anual que hice en Medicina. Examinaban los profesores-catedráticos de Medicina Interna y era una prueba oral. Me había presentado al primer parcial en enero y había ido bien; el segundo en mayo fue mal y ahora tenía otra oportunidad de recuperar esa parte suspendida y no dejar en entredicho lo que sabía de la primera parte. Estaba tan nerviosa que no dormía, no comía, no vivía. Así durante días y días. La noche antes estuve llorando, había intentado convencer a mi madre de que no sabía nada, que estaba bloqueada, pero ella me decía que al menos fuera y lo intentara. Aquella mañana llegué como siempre, un par de horas antes de que empezara el examen. Subí al lugar previsto (la 6º planta del Hospital - Servicio de Medicina Interna) caminando, como si de esa manera pudiera alargar el tiempo que me quedaba antes de enfrentarme a Pato. Pero sólo era capaz de pensar en tirarme por alguna de las ventanas por las que pasaba; miraba por esas ventanas abiertas mientras imaginaba cómo sería la caída desde cada una de ellas. Me daba más miedo examinarme que asomar la cabeza en un sexto piso desde el que sólo se veía asfalto y las chimeneas sobre el tejado de las cocinas. Me dolía caminar, estaba temblando y pensaba que en cuanto leyeran mi nombre de la lista iba a vomitar la infusión de valeriana que me obligaba a beber en el desayuno. La gente que estaba allí para examinarse, no paraba de hablar y de parlotear con esa verborrea nerviosa y confusa de información cruzada que, antes de un examen, más vale no escuchar. Yo no quería ni oírlos, a nadie. Así que fui a sentarme en el hueco de las escaleras, justo al lado de la puerta de "el despacho", pensando en aquellas ventanas abiertas, y allí me quedé hasta que llegaron los profesores y empezó la prueba. No recuerdo una sensación peor que esta. 

24 abril 2013

Pasos

Volver a la facultad después de varias semanas, pasar por sus pasillos vacíos a primera hora de la mañana, notar el aire fresco y húmedo, oler a césped recién cortado y al momento, encontrarme paseando de nuevo por el campus universitario de Santiago de Compostela.
 

11 octubre 2012

"Pasaste por mi vida en un suspiro. Te cruzaste con mi escepticismo y tropezaste con mi indiferencia. Casi me hiciste creer en cuentos de princesas y bajaste para mí la luna de abril, la más plena, la más bella. Quiso el destino que conociera el sabor del placer de tu boca, para mi eterno recuerdo y mis nostálgicas tardes. Si hubiera sospechado... te hubiera cazado al vuelo en aquel segundo eterno que fuiste mío. Pero no iba a ser yo tan inteligente ni tan oportuna. Errar es humano y perdonar, divino. Por eso confieso que me equivoqué al dejar que te fueras pero no te perdono que lo hicieras. Me dirás, la vida no es justa, y no te lo negaré. Maldito; porque llegaste de improviso y no me diste tiempo a reaccionar. Dejaste en mí tus caricias y en la casa el olor de tu colonia. No diste tregua a la probabilidad ni quisiste saber si lo nuestro fue cosa de azar. Ahora te busco, intento alcanzarte. Pero tu rumbo es para mí un acertijo. Sueño con tu regreso, tu tacto, y dibujo con mi inocencia tu boceto pensando encontrarte a la vuelta de cualquier esquina algún día. Maldito; te ame un segundo y al siguiente, te habías marchado. Cómo pudiste imaginar que te olvidaría, que mis labios no te desearían. Para tu ignorancia y mi sorpresa te diré, que viví aquel suspiro contigo como si fuera el único, que lo fue, y que nunca lo olvidaré. Incluso se puede amar una estela de vapor si ésta es lo suficientemente buena y la tuya lo fue. Creí que entre tú y yo había sitio para más, mucho más; pero se ve que no conocías el plural y yo nunca fui buena en sintaxis."
Fragmento de mi futuro libro, ¡jajaja!

26 septiembre 2012

En mis sueños

A veces vivimos situaciones que parecen parte de un sueño,
tal vez por el lugar, la persona, el momento o todo ello.
Cuidado aquel que sabe capturar ese instante y guardarlo,
pues el que guarda siempre tiene y el que atesora un recuerdo,
vive persiguiéndolo sin saberlo... en sus sueños.   
Puente de Rande - Vigo

16 septiembre 2012

Oyéronse campanas de boda

Hace una semana que fue la boda de mi amiga K.
Qué queréis que os diga, no encontraréis en mí a la más fiel defensora de las bodas. Sólo pensar en semejante situación hace que se me sobresalten las piedras en la vesícula. Todo lo que hay que preparar durante un buen tiempo atrás para una celebración que apenas dura un día. Perdón pero entre tú y yo, la escéptica era yo. Claramente mi amiga K. me ha hecho cambiar de opinión porque, más allá del velo del cliché y la tradición, queda lo más importante que es el Amor. No sólo el de la pareja que contrae nupcias, sino el que profesan por aquellos de quienes desean rodearse en ese día tan especial. Y para mí, sentirme querida y unida a otras personas es.. ¡lo más! Incluso si ello requiere litros de laca, rulos y tacones de muchos centímetros. Ellos estaban enamoradísimos; la novia, exquisita y los demás tirábamos al aire nuestros mejores deseos para ellos mezclados con el arroz. La incertidumbre de hacía meses sobre cómo sería la celebración, se evaporó en cuanto nos encontramos reunidos en el lugar establecido. Allí un íntimo grupo de familiares y amigos disfrutamos de una velada donde la luz y el color los ponía sin duda mi amiga K y su radiante marido. 
Para ellos les deseo toda la Felicidad posible y un sincero ¡¡Vivan los Novios!!   

24 julio 2012

La Banda Sonora de mi Vida

La música que me ha acompañado durante los últimos 5 años que, para nada casualmente, han sido los años que he pasado en Medicina. Ay, mis andanzas de aquellas épocas...

Primero

Segundo

 Tercero

Cuarto

Quinto

Para lo que viene...




12 julio 2012

Besando marionetas

Útimamente se ha superdesarrollado mi capacidad onírica. Supongo que la ausencia del condicionante negativo del estrés por los exámenes y el hecho de disponder de más horas de sueño han sido determinantes. El caso es que curiosamente mis sueños se han aclarado, por llamarlo de alguna manera. Qué decir si no, de mis sueños acerca de personas que conozco  (con nombres y todo) o de hechos concretos de mi situación actual o de revelaciones de sentimientos que no sabía que tenía o retratos exactos de lugares de mi pasado. Aún así hay espacio para el disparate. No es por echarme rosas, pero creo que mis sueños son una pasada. La otra noche vi aterrizar aviones en la estación de guaguas (bus), hice la compra en un supermercado donde sólo había pizzas de 2 metros y tuve una cita con una marioneta. Qué quieres que te diga, así es un lujo irse a dormir. Y, entre tú y yo, lo mío nunca fue besar ranas, a mí no me va lo normal.   

¡¿Hay un psicoanalista en la sala!? 


03 julio 2012

¿Adoptas a tus amig@s?

Un amigo me dijo que no podía evitar hacerlo con aquellos que más le importaban. Obviamente, no tengo problema en entender esa actitud, pero me rechinan los dientes al ver su resistencia a creer que eso no es lo más acertado. No exenta de complicaciones me he visto obligada a aprender a la fuerza, que no podemos apadrinar a nuestros amigos ni evitarles los errores.
Adopté completamente a mi mejor amiga hasta el punto de hacer las cosas por ella. 
Y ese fue mi mayor error; convertir mi rol de hermana mayor en mi actitud ante la vida y ante mi mejor amiga. No puedes vivir dos vidas, la tuya y la de tus amigos. Ni comenter el doble de errores, los tuyos y los suyos. Evitar el golpe de los demás, por mucho que los queramos, no es saludable para ellos. Porque al mismo tiempo que les evitas la caída, les privas de aquello que debían aprender mientras lo hacían. Sólo puedes estar a su lado; escuchar, no como un padre sino como un amigo, que es todo lo que ellos necesitan que seas. Puedes ayudar, pero no por tomar parte activa en el proceso de solucionarle los fregados vas a resolverle nada. Lo más probable es que termines tan liado por el asunto como tu amig@. En las contadas ocasiones en las que al intervenir resultes útil y consigas una victoria para ellos, serás el protagonista de su agradecimiento y quizá, su reconocimiento por un tiempo. Pero, sólo le habrás enseñado a darte las gracias. Y el mérito que debían saborear ellos al madurar, te lo llevas tú.
Mi amiga se acostumbró a cuestionarlo todo y a consultar(me)lo todo. Hubo muchas cosas que quise hacer por ella, porque la quería. Y las hice. La nuestra fue una amistad de desiguales. Ella me veía demasiado arriba y yo sólo era capaz de sentirme satisfecha por ser importante para ella. El día que todo termino entre ella y yo, se lo llevó todo. Mis triunfos, mis consejos y todo lo bueno que le había dado, dejándome ante la soledad que acompaña a las dudas. Sólo al caer de nuevo en el mundo de los mortales vi el error que había cometido.

25 junio 2012

Con zapatillas de ballet


Me encanta cuando mis hermanas acaban el curso y hacen una limpieza de todo lo que no quieren. Siempre hay algo que se puede aprovechar; se puede rescatar un osito, una camiseta o en este caso un maniquí de boceto viejo. Es divertido ver como -cuando mi mente está liberada, deja fluir a la imaginación uniendo piezas arbitrarias para crear. Unas acuarelas usadas, un trozo de tela roto y una cinta en manos deseosas de expresión pueden acabar en esto que ves. Igualmente podría decirse sobre este boom de escribiente entre tú y yo. Como le dije a mi amigo C. trato de compensar ese mes que estuve con exámenes (en la biblioteca all day, everyday) y que no podía ni teclear 'socorro'. Podría denominarse el efecto "Caja de Pandora" (pero sin pulsera cara). 
La orquídea es de plástico, ¿a que parece de verdad?

Sí, no puedo ocultarlo... soy una sentimental. No me gusta tirar los viejos trastos, aunque sean viejos y sean trastos. De ahí que mi cuarto se parezca a un museo de antigüedades, muy al estilo British Museum con momias y ácaros polvo incluidos. Lo de las momias lo digo en serio. Deb tiene un secreto guardado en una caja sobre el armario (uh-uh-UH!). Estoy contenta con el resultado de mi inventiva. Aunque nunca haya hecho gimnasia rítmica en mi vida, como sí hicieron el resto de mis compañeras del colegio; ni haya visto nunca una actuación de ballet; ni me guste mucho el color rosa. Será porque ahora hay una pieza única más en mi mundo. O tal vez porque me salí con la mía y rescaté otro trasto más que ahora adorna mi mesa. Sí, no tengo remedio...

¡Feliz Lunes!

01 mayo 2012

Supéralo, no soy racista


Me conocen por ahí como una persona que no presta atención a los comentarios de la gente, ni a las críticas, en lo más mínimo. Es agradable que hablen (bien) de uno pero entiendo que es imposible estar en las mentes de todos para controlar lo que piensan de nosotros así como es imposible caer en gracia a todos. A pesar de ello, tengo cierta debilidad por las injusticias pero eso es otra historia...

Y la que me trae hoy aquí es la de cómo mi profesora de filosofía del instituto detectó que yo era racista. Mm, no recuerdo qué dije ni cómo lo dije pero la cuestión es que por usar la palabra "raza" pasó a señalarme como racista. Guau. "No son razas, sino etnias" -me dijo ella. Sí, me chocó bastante que me dijeran eso con 16 años y, sin saber muy bien por qué, tuve que disculparme por la educación que recibí y que me había enseñado a usar esa palabra. 

Empecé a pensar en si cabía dicha posibilidad. "Somos todos iguales" -me dijo una compañera que me pilló desprevenida luego, en el pasillo. Yo con mi gran ojo clínico argumenté "nah, somos diferentes". El debate ese y muchos otros días siguió con una argumentación aplastante por ambas partes del tipo "que no, que somos iguales" "que no, que somos diferentes". Al final yo ya no sabía ni qué decir así que opté por callarme, borrar el registro raza de mi cabeza y pasar a ser más diplomáticamente correcta y menos racista.  

Entre tú y yo, mi profesora estaba media pallá, todo hay que decirlo. 

Con el tic tac del tiempo, algunos paseos por el mundo y esto de ser proyecto de médico pues vas conociendo gente, de todas partes, de todos los colores y mira tú si me importan a mí esas cosas... pff, ¡para nada! Pero tanto correr y ya ves, aún hoy me pregunto -no sin algo de temor, si no habría una parte de verdad en aquella afirmación. Todos mis apuntes tienen datos demográficos por razas y tipos de piel por color. No es culpa mía, la ciencia está hecha así; identifica, clasifica y valora los rasgos objetivos que nos diferencian como individuos y es esta información la que usamos a diario para comparar unos grupos con otros. No es racismo, es pragmatismo. Y es lo único que me llevó aquel día y todos los demás días a decir que somos diferentes (menos los gemelos univitelinos, que son clavaditos). 

La semana pasada tuve prácticas de Medicina Legal en el Instituto de Toxicología, que en castellano viene a ser donde se llevan a cabo las autopsias por muerte no natural (accidente, homicidio o suicidio). Resultó que uno de los casos era una persona de otra etnia. Cuando el forense lo vio dijo "vaya, nadie me había avisado de que era de esta etnia". Una compañera me dijo "¿acaso importa?". Adivina lo que me vino a la cabeza y qué respondí...


"Supongo que al forense le importa un pepino de qué etnia sea, pero estamos hablando de una información que identifica un cuerpo y supongo que obviamente será importante, igual que se pone en los informes que hay un cuerpo de un inglés o que tiene los ojos azules..."

¿Soy racista por esto? 
Pff, yo ya no sé... dímelo tú. 

Me quito el sombrero...


...aunque normalmente no llevo, ante lo que está bien hecho.

Los que me conocen seguramente me habrán oído hablar en más de una ocasión de este tema. Por escasez de tiempo, sólo sigo dos series: Anatomía de Grey y The Good Wife. No es un secreto que me gusta el rollo médico; soy fan de Anatomía de Grey desde hace años (y no me metí en Medicina por eso, que conste). Pero lo que sí es una sorpresa reciente es que me enganche tanto el rollo legal; y no hablo del trillado CSI o A*** McB*** (mejor no mencionar nombres) sino de algo más nuevo: The Good Wife, una serie de 2009 que con cada capítulo he llegado a querer (por no decir adorar) y a considerar, entre tú y yo, impecable así como inteligente. A diferencia de otras series, no sólo es divertida, entretenida y no falta de culebrón sino además tiene ese toque profesional (tal vez el sex-appeal de ciertos abogados, ya que estamos...) y serio. A lo mejor es sólo mi pasado oscuro que me recuerda con cada capítulo aquella época mejor en la que mi sueño era ser abogada. Aún así te recomiendo que, si no la conoces, le des una oportunidad. 
¡Feliz día!

23 abril 2012

Un libro, un amigo

¿Cómo dejar pasar este 23 de Abril sin hablar de los libros?
Algo que nunca falta en mi escritorio. Mis mejores amigos desde siempre. Compañero, confidente, inspiración, fuente de conocimiento, guía, refugio, distracción; lo que necesites. Desde que era una niña más pequeña, dedicaba gran parte del día a leer prácticamente todo lo que caía en mis manos. Muchos libros me los regalaban y luego, en la calle, me dejaba engatusar por cualquier novedad o rara antigüedad. Además, nunca tiro ninguno sino que los guardo incluso después de que las páginas se vuelvan amarillas. En consecuencia, mis estanterías están llenas de libros. Pero entre tú y yo, así es como me gusta. 

Mi vida no sería la misma sin tener a mano la poesía de A. Machado, ni las historias de escalera, Platón y Nietzsche en un mismo estante, las infinitas novelas de misterio, Harry Potter y compañía, mi Mio Cid en castellano antiguo, algo de Psicología al lado de Orgullo y Prejuicio, mis libros de segunda mano en inglés, Agatha Christie y Agatha Christie, mi edición en tapa dura de La Sombra del Viento o mis libros de Medicina mezclados con los tomos de Historia del Arte sin ton ni son. Todos con sus respectivos marcalibros señalando la última página que leí o una cualquiera al azar.
Nuestras horas son minutos 
cuando esperamos saber, 
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
                     A. Machado      
Muchas veces desearía tener al alcance más lugares a los que ir a rebuscar libros antiguos. Pero en el fondo prefiero que sea eso, un deseo, que con mucho se ve realizado un par de veces al año porque, de lo contrario, pasaría el día con un libro en las manos y no precisamente de Medicina. En Londres era tan fácil como buscar la tienda Oxfam más cercana. Había una a la vuelta de cada esquina. Allí la gente acudía todos los días a cientos buscando un libro para los largos y solitarios trayectos en metro; compraban libros de segunda mano como quien compra chicles en un quiosco y casi por el mismo precio. Como ya habrás imaginado, yo pasaba horas ahí dentro... y siempre salía con una bolsa enorme :)

¡Feliz Día del Libro!

Casi te quiero









Pero no por accidente sino por error. 
Porque no hay otra forma de llamar a eso que hubo entre tú y yo.

15 abril 2012

A penny for your thoughts

Abbey Road, London

Es lo que te dicen en inglés cuando te quieren preguntar qué estas pensando.
Me acuerdo del día que me sacaron esta fotografía. Además recuerdo que tuvimos que esperar a que no hubiera mucho público ni tráfico para poder cruzar el paso de peatones como una auténtica Beatle y a la velocidad apropiada para que no saliera la foto movida. A diario me gustaría poder capturar en una foto momentos así, risas, pensamientos; no sólo dejar que se oxiden con el tiempo y se escapen del lazo del recuerdo. Seguramente nos sorprendería decubrir que si no fuera por una prueba de su existencia, no los recordaríamos tan fácilmente. Por eso me gusta conservar una tarjeta, un botón, una sombrillita de papel, un dibujo, un anillo o unas monedas en mi particular caja de Pandora. Y destaparla sólo a veces para comprobar que aún conservan su esencia. La verdad es que cuando me sacaron esta foto lo único que pensaba era "maldición, ahí viene el bus ¡se nos va a escaparrr!" -y ya llevábamos 25 minutos esperando, jajaja. Entre tú y yo, ahora me alegro de haberme hecho la foto y de que ésta sea la prueba de que las boberías pueden acabar siendo sinónimo de felicidad.


¡Feliz domingo!