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03 diciembre 2019

Madre e hija

Claudia Tremblay Studio

Paula, 11
Su madre la acercó con el coche hasta el paso de peatones que hay frente al instituto, como de costumbre. Eran las 8 en punto y un grupo grande de jóvenes de su edad cruzaba en ese momento hacia la entrada. Hoy tocaba examen de Biología. Paula se bajó del coche con la mirada perdida y se despidió. Cerró la puerta y esperó en la acera hasta que su madre arrancó el motor y se marchó. Cuando ya no veía su coche aprovechó para quitarse rápidamente las gafas y guardarlas en el bolsillo de la chaqueta. Estúpidas gafas. Prefería ver a medias y tropezarse con las mesas de clase antes de que la llamaran "gafotas" otra vez y tuviera que irse al baño a llorar. Sobre todo delante de aquel chico que la semana pasada había pasado por su lado, casi rozándola, al entrar a la clase de Matemáticas.

Pino, 42
Su hija iba callada esa mañana en el coche, como de costumbre. Estos adolescentes. No puede saber uno lo que están pensando en esas cabecitas. La dejó en el paso de peatones y Paula se despidió con el gruñido típico. Ella se lamentaba por no poder pasar más tiempo con su hija pero nadie sabía lo que era ser madre soltera. Debía trabajar mucho para conservar sus 3 trabajos y poder afrontar así el pago del alquiler, los gastos del mes y el coche. Todo esto pensaba mientras arrancaba, dejando a su hija en la acera en la puerta del instituto. Ah, y a ver si pedía cita al médico para que le mandara algo para dormir porque llevaba una semana sin poder pegar ojo y tenía dolores por todas partes. Eso sí, de lo que estaba realmente orgullosa era de una sola cosa: de haber podido comprar a plazos unas gafas buenas de vista a su hija. A ver si así, y ojalá salía estudiosa la niña, podía llegar a algo en la vida. No como ella. Igual ahora no lo sabía apreciar, pero algún día vería cuánto la quería su madre.

Quedaban 2 semanas para Navidad: esas gafas eran su regalo, adelantado.

22 abril 2014

Con cariño




***

Hablando de malas noticias un poco más atrás, esta semana nos hemos enterado de otra. Una persona cercana nos ha dejado y ha sido toda una impresión porque se trataba de una mujer joven, con energías para trabajar hasta el final. Escuchar esas historias que ocurren tan entre tú y yo siempre sobrecogen al corazón. Hoy no quiero llenar con palabras el silencio que sigue al desconcierto. Sólo encender una vela por ella y creer que, en algún lugar, sabe que la quisimos y la recordaremos. La pérdida es sólo una parte de la Vida, que se renueva.  

***

13 abril 2014

Palabras difíciles

Querido maldito,
Esto es el adiós. Adiós a las cenas para dos, adiós a los domingos contigo, adiós a los besos. ¿Crees que es fácil para mí decir esto? No. ¿Acaso no luchamos los dos? ¿por qué salió todo mal? El destino no quiere que estemos juntos y ahora mismo sus trazos se borran. A dónde iré si no es contigo. Supongo que allá donde el tiempo no cuenta, al limbo que hay entre tú y yo cuando no estamos juntos, justo donde no quiero ir. Dicen que es bueno poner tierra de por medio, ¿y por qué no un mar entero? El agua salada podría borrar mis lágrimas. Tonta de mí. Te quise y todavía no sé por qué. Aunque no me convenías y tus palabras de amor estaban vacías, las pocas que decías... Ahora estoy aquí, mendigando en medio de un montón de nada un ápice de lucidez para escribirte, probablemente perdiendo el tiempo en algo que nunca leerás, al menos con el corazón. ¿Sabes qué? Si tienes que marcharte, vete. Sal de mi vida. Estoy cansada de pelear por causas perdidas y ésta hace tiempo que lo es.
Pero todavía hay dentro de mí unas gotas de amor que te regalo aquí. Porque fuiste mi camino, mi luz y mis colores. Gracias, cariño. Supiste descubrir mi verdadero ser, alguien que ni yo misma conocía. Junto a tí me sentí feliz con letras mayúsculas, ¿no lo sentiste tú también? Aunque todo esto ya no importa, verdaderamente. Ahora mismo sólo quiero alejarme de tu sombra. Recorrer el mundo anónimo otra vez, reír ¿por qué no? y no mirar más atrás, a tí, a nuestro piso vacío, a nuestros posibles. Se me acaba el café. Y ya no se me ocurre mucho más que decir. Creo que el silencio es nuestra mejor cura. Fue un placer poder compartir contigo cada segundo que vivimos. Espero que cuando leas esto te encuentres bien y que, si algún día decides pensar en mí, sea para bien.
Adiós querido maldito.

23 diciembre 2013

Back

Queridos amigos, 

Ay, amigos. Qué duro reto me ha supuesto pasar estos últimos meses sin poder olisquear la blogosfera. No me he mudado a ninguna parte, ni ha habido cartas devueltas. Sigo estando aquí mismo, casi igual que la última vez que nos vimos. Saltear de uno en uno todos los objetivos del sexto curso de Medicina es muy laborioso y lo es más si este sobrepasa todas tus expectativas. Ahora mismo estoy disfrutando de mis vacaciones de Navidad libre de exámenes (por primera vez desde que hace siete años empezara la carrera). Esto me deja algo más de margen para poder saber qué está pasando fuera de mi propio mundo, pero tampoco te creas que mucho. Sigo estudiando y almacenando grandes cantidades de información: de Cirugía General, de Ginecología, de Urología... en horario intermitente pero continuo. 

A menudo me siento sola, con bastante frecuencia. Mis amigos están dispersos, cada uno a lo suyo. Así que yo me pongo con lo mío, que por ahora son los manuales AMIR (que son muy chulos, por cierto), los simulacros y mi proyecto de fin de grado (pfg) sobre los suicidios. Toda una rutina de trabajo, constante, aliñada con historias clínicas, revisiones bibliográficas o cuadernos de prácticas a mano. El invierno y la falta de vitamina D hacen estragos, pero ha caído tanta agua en esta mísera isla del Atlántico en tan poco tiempo... que no ha dejado salir el sol ni un momento. Aún así, esto no ha podido tumbarme ni ha empañado mi sonrisa cada día ante la soledad del estudio, las largas guardias de cirugía, el cansancio, la gente desaborida o demasiado ácida. A nivel personal, sólo puedo lloriquear por haber pensado tiempo atrás que la vida iba a ser más fácil (ilusa de mí) y que los vaivenes de  la sensibilidad propia se atenuarían con los años. Resumen: los días chof, son parte de la vida. Asúmelo. 

No puedo resumir tan bien, sin embargo, todo lo que he aprendido y los niveles de confianza que he alcanzado. Necesitaría muchos posts para explicarlo. Y dudo que quieran leer todo lo que sé (para más info: consultar Manual de Medicina Interna Farreras). Hasta ahora mis rotaciones han sido: 3 semanas en Psiquiatría, tras las cuales aprendí que tenemos un concepto erróneo de las patologías psiquiátricas (a menudo, subestimadas... hay cada loco caso suelto por ahí); estuve perdida 3 semanas por Urgencias, sin saber muy bien donde ubicarme, hasta que me asenté en las urgencias pediátricas y empecé a probar que servía de algo; después pasé 6 semanas en Cardiología diagnosticando ECGs como si no hubiera un mañana (ventaja: sé leer ECGs como una campeona, desventaja: el resto de patologías médicas se quedaron en asuntos pendientes); finalmente pasé 2 semanas en Urología, a la espera de otras 4 semanas más en enero para terminar mi rotación de especialidades quirúrgicas. 

Además, estoy llevando mi pfg sobre los suicidios gracias al cual me han otorgado el nombre de "la niña de los suicidios" cariñosamente (no por nada siniestro), en el Instituto Forense donde llevo a cabo todo el estudio. Básicamente es un estudio demográfico de los suicidios de los últimos 5 años en la isla de Tenerife (sí, es un montón de papeleo). En mi defensa diré que prefiero el papeleo burocrático al pipeteo en el laboratorio y además, a medida que lo he ido haciendo, he ido encontrando cuestiones intrigantes entre caso y caso, que me hacen trabajar más concienzudamente. Vivo en un CSI Tenerife. Y a lo tonto he trabajado en un campo que fue desde siempre, mi primera elección. 

Hablando de elecciones, si algo caracteriza este sexto curso son las mismas. Cada semana se decide algo crucial: el grabado de las bandas de la graduación y un millón de cuestiones igual de simples, cómo priorizar el tiempo, qué subrayar primero, cuándo hacer las guardias, a qué hora hacer el simulacro, dónde hay que entregar las propuestas de pfg, que especialidad médica prefieres para tu rotación médica, cuál para las quirúrgicas, qué caso clínico, qué tutor puede ayudarme, cómo enfocar este trabajo, qué incluir en la libreta... No te extrañe que nunca entre en el blog, eso es porque cuando me planteo entrar o no, siempre escojo dejarlo para otro momento y subrayar algún tema pendiente. 


¿Crees verdaderamente que con este ritmo de trabajo se puede disfrutar de "vacaciones navideñas"? Si el primer día que tuve libre (hoy), lo primero que hice fue coger un folio y empezar a hacer la lista. No la de reyes, sino la de cosas que tengo pendientes de hacer. Mi madre, estuve un rato eh. Y cómo ha acabado el día: dando vueltas y pasando calor con tanta manta en una cama vacía. Me ha faltado la copa de vino para escribir esta entrada pero la confusión mental ya la tenía encima, así que el vino sobraba. Y total, ¿sabes qué estoy rumiando en la cabeza? En lo que voy a hacer en Nochevieja para romper la maldición del 13 y dar el paso hacia un año glorioso, que va a ser el 2014. Tiene que serlo. Pero acuérdate de tener cuidadín con lo que se desea, es sólo un consejo. 


Esta noche estoy muy contenta de poder volver a conectar entre tú y yo.
Buenas noches, amigos.  

20 noviembre 2012

Dando rienda suelta

       Hace tiempo que decidí dar rienda suelta a mi espontaneidad. 
No a toda claro, porque creo que el mundo aún no está preparado para ver eso. Pero sí a una discreta cantidad de ella que ha sintonizado mis días en Technicolor y les ha pintado una sonrisa. Todo es más divertido, más alegre y los problemas menos pesados. Decir lo primero que se te ocurre tiene sus cosas buenas y malas. Otra persona que también se ha dejado un poco de melena al aire es mi mejor amiga Z. El resultado conjunto entre las dos es una sinergia positiva del buen rollo y la verdad es que nos reímos muchísimo. Llámalo risoterapia, amigoterapia o como quieras. Mi consejo es que lo pruebes. A veces sólo vas y la cagas. Pero cagarla es parte de la vida. Al menos de la mía.   


26 septiembre 2012

En mis sueños

A veces vivimos situaciones que parecen parte de un sueño,
tal vez por el lugar, la persona, el momento o todo ello.
Cuidado aquel que sabe capturar ese instante y guardarlo,
pues el que guarda siempre tiene y el que atesora un recuerdo,
vive persiguiéndolo sin saberlo... en sus sueños.   
Puente de Rande - Vigo

24 julio 2012

La Banda Sonora de mi Vida

La música que me ha acompañado durante los últimos 5 años que, para nada casualmente, han sido los años que he pasado en Medicina. Ay, mis andanzas de aquellas épocas...

Primero

Segundo

 Tercero

Cuarto

Quinto

Para lo que viene...




30 junio 2011

Hoy cocino para mí

       Antes de empezar... ¡buena música bien alto!


       Ahora, manos a la obra: hoy toca champiñones revueltos; receta propia. No se por qué no como sola más a menudo... bueno, siempre que puedo lo hago en familia; y cuando no, es porque no tengo tiempo para el almuerzo. Lástima, porque me gusta preparar los platos a mi gusto. Champiñones, ¡a la sartén!

       La ausencia de palabras, la concentración para preparar cada ingrediente, el juego de manos y utensilios. Armonioso, sistemático, rápido. Picamos el chorizo y lo echamos a la sartén también; mezclamos y añadimos un poco de aceite; fuego sin prisa pero sin pausa. 

       Ahora el toque personal. Esa pincelada propia con la que sazonamos la vida. Para algunos puede ser la risa; para otros, la ironía pero todos tenemos el nuestro propio. Para mí es el orégano. Algunas personas se conocen muy bien y otros, en cambio, tardan años. Hay personas que se miran en el espejo y lo ven vacío, si quiera un reflejo difuso. Hay personas a las que les lleva una vida conocer su vida y son los mayores extraños para su propia persona. ¿Por qué no ven lo fácil que es conocerse? ¿Por qué no ven lo fácil que es quererse?

       Ahora batimos el huevo y cubrimos con él el contenido de la sartén. Aún así no veo claro que apreciar quien soy me haya facilitado encontrar a más personas como yo. Al contrario, en cada ocasión en la que me he visto reafirmando mi postura (llámalo cabezonería -no te contradigo), he visto cómo se me cerraban puertas. Muchas de ellas me han conducido a la mesa individual en la que me toca comer hoy. No te olvides de remover.

       Entonces, ¿por qué no callo alguna que otra vez? Pues porque yo valgo más que ese silencio. La persona que soy es el proyecto resultado de 21 años de trabajo, ¿cómo negar ahora una parte de mí? No. Prefiero ver cerrarse una puerta (tras otra). Ceder en mi personalidad para agradar a los demás no es una opción. Así soy he decidido ser; para bien o para mal. Claro que nadie es perfecto, pero si se me quema la comida hoy... mañana me acordaré de rebajar el fuego.

       Muchas palabras cruzadas a destiempo y oportunidades estrelladas en la pared me han conducido hasta aquí. Un salvamantel y un servicio (de momento). Pero no por ello me detengo, no. Sigo cocinando mientras espero que venga aquella persona que, entre tú y yo, convierta el alumerzo para uno en cena para dos

¡Buen provecho!

24 junio 2011

Custodia

       No doy lecciones de humanismo; ni lo pretendo. Me gusta mirar mi blog y reconocer en él un esbozo de mi persona, con mis luces y mis sombras. Así que hoy te confiaré, entre tú y yo, lo sobre-protectora que he llegado a ser. No me resulta sencillo admitirlo, pero parece que es más fácil de llevar si lo escribo (me puedes comentar en cualquier momento si necesito terapia, ¡jeje!).

       Pues sí. Sobre-protectora, ¿quién me lo iba a decir?

       Pero te pongo en antecedentes primero y te cuento que a lo largo de mi vida (que vale, no ha sido mucho hasta ahora) mis amistades han pasado de 30 a 18, luego a 12, más tarde a 3 hasta verse reducido a 1. Me ocurrió en el instituto y también en la universidad. Como verás, no es que fuera una persona de afinidades compartidas. No, no es eso. Lo que ocurre es que con la experiencia nos volvemos selectivos. En mi caso ese proceso de selección requirió algo de discernimiento, un par de malentendidos, algunas decisiones difíciles y muchos capítulos cerrados al mismo tiempo. 


       Supongo que es ha sido un camino tan largo y complicado dar con ese 1, que desearía poder agarrarlo con fuerza, guardarlo delicadamente en mi bolso y llevarlo conmigo para que no le ocurriera nada. Pero se me olvida que no hablamos de un número, sino de una persona. No puedo llevarla en el bolso sino caminar con ella mano a mano, siempre un paso por delante y sin dejar de guardarle las espaldas. Pero, ¿qué digo? no no... creo que esto no es lo correcto.

       Todos necesitamos nuestro espacio, nuestra libertad de actuación y movimiento. Todos necesitamos equivocarnos y aprender. No es amigo aquél que evita que saltemos, sino el que nos echa una mano cuando queremos levantarnos.

Pero cuando quieres a una persona
resulta tan sencillo preocuparse...   

12 junio 2011

De camino a lo más alto

       Con el correr de los días, todos atravesamos épocas mejores y peores; es inevitable. En algunas ocasiones nos toca disfrutar y en otras.. bueno, digamos que no todo puede salirnos redondo. Justamente en días como hoy, me doy cuenta de esto con mayor claridad. Desearía poder soltarme el pelo, ir a por una taza de café y un buen libro, sentarme en la terraza en un rincón fresco y entregarme a la contemplación. Pero no, aún falta para poder derrochar tantos litros de tiempo. 

       Y como dicen, a falta de mareas... buenas son unas gotas de libertad, ¿no es así? Me gusta regalarme de vez en cuando -entre párrafo y párrafo de apuntes, una escapada a los confines de mi memoria. Tengo un recuerdo que guardo para momentos como este. No se trata de nada y para mí significa tanto. 

     Estando de visita en Londres, tuve la oportunidad de echar un ojo a St. Paul's Cathedral (punto turístico número 7 de la lista de los "10 lugares que tienes que visitar"). A lo mejor, piensas que en este momento voy a proclamar en voz alta que me encanta visitar tumbas, escuchar el sermón en el oficio religioso o que encontré un pin brillante en la tienda de recuerdos. Siento decepcionarte, pero no. Se trata de una escalada. 

       Sí, escalada; porque, además de todas las dependencias de la catedral, también había acceso a las zonas más altas del edificio. Claro que pensar en 200 metros de escalera de caracol parece más sencillo al decirlo que al subirlo. Pero en cuando supe que se podía acceder al mirador de la cúpula, me dije: "Pues vamos allá". No puede subir una persona claustrofóbica, ni embarazada, ni con problemas de corazón. No se pueden hacer fotos ni usar móvil. Si a mitad de camino no pudieras más, nadie va a subir a buscarte. Hay que ir en silencio y en verdad es mejor así porque en cuanto hables, te quedas sin energía. Para dejarlo más claro: son 200 metros de eco entre tú y tus pensamientos. 

       El camino es largo, por unas escaleras primero de piedra; luego, metálicas y laberínticas. Los escalones son estrechos y no hay gran iluminación. Las dimensiones sólo permiten que avance una fila de personas: si alguien quiere bajar, se tiene que interrumpir la circulación. No hay ventanas. Muchos desisten en cuanto llegan al primer nivel, un balcón desde el que se aprecia una vista panorámica del interior de la catedral. Los que aún quedan con fuerza continúan hasta arriba.

       Y fíjate como así, esta pequeña aventura en la ciudad nos da las pistas para una gran verdad universal (aparte de que tengo que hacer más ejercicio) como es que, aquello que más cuesta conseguir en la vida es lo que más vale la pena.  

       El recorrido hacia lo más alto de tu persona no es una tarea sencilla y si lo fuera, carecería de valor. No puedes pretender conquistar el mundo sin dar el primer paso, y luego el segundo, y luego el tercero, y así sucesivamente; porque estos pequeños pasos que hoy das son la clave del éxito. Requieren todo tu esfuerzo y empeño. Sé que es difícil aguantar, sostenerse cuando todos los demás han caído. Pero esta es tu historia y tu camino, ¿vale la pena el intento? Sí. Absolutamente; y entre tú y yo, aquellos 1.161 peldaños me lo recuerdan cada día. 

 ¡Feliz travesía!      

28 mayo 2011

Si algún día se me olvida tu nombre

       ... no me lo tengas en cuenta, por favor, ...¿Pablo?

       Hace tiempo que no nos vemos, sí; pero eso no ha condicionado que ahora no te recuerde. Y tenías un nombre tan sencillo. Una sola palabra, unas pocas sílabas que adornaban ese rostro tuyo que mis ojos reconocen al instante. ¿Acaso no te llamé mil veces? No creo que haya sido capaz de olvidar tu nombre, ...¿Carlos?

        Supongo que será cosa de la edad; no, no quiero creer eso, ...¿Ángel?

       Concentración, asociación de ideas, caras, nombres... ¡Nombres! ¿Por qué será que nuestra privilegiada mente puede recordar los más pequeños detalles, aquellos más insignificantes y no retener los más importantes? No por gusto, desde luego. Porque si de gustos se tratara, al menos yo, elegiría recordarlo todo.

       Mi padre dice: "de esta vida sólo nos llevamos puesto cuanto aprendemos y vivimos; todo lo demás, sobra". ¡Cuanta razón tiene! Y es por esto que, si tuviera que elegir... elegiría de nuevo mil veces el camino que me ha traído hasta aquí. Siempre he ido ligera de equipaje, caminando a pie por el sendero de la vida y con las manos en los bolsillos repletos de experiencias. Unas buenas; otras no tan placenteras. Y a pesar de que siempre defiendo que hay que olvidarse de lo malo y centrarse en lo bueno, no podemos por ello vivir ignorantes de que ambas situaciones -las equivocaciones y aciertos- contribuyen de igual manera en tallar lo que somos tú y yo.

        Y aun intentándolo con todas nuestras fuerzas, se nos olvidan. Las propias vivencias se nos escapan por el resquicio de las puertas de nuestra mente; a cada instante. Muchas, sin que las podamos recuperar jamás... Pero no pensemos que 1 segundo de nuestra vida olvidado, es 1 segundo no vivido. No. Estuviste allí: respiraste, sentiste, exististe. Y la prueba es que de no haber sido así, tu presente ahora sería completamente diferente.

         Si no te hubiese conocido, no reconocería tu rostro; pero lo hago. Por eso, perdona si algún día se me olvida tu nombre ...¿Marcos?