Mostrando entradas con la etiqueta mundo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mundo. Mostrar todas las entradas

26 octubre 2011

Mentes paralelas

Seguro que tú también conoces a alguien así. 
A veces nos encontramos con mundos paralelos al nuestro, inalcanzables. Son esas personas que aún queriendo que formen parte de nuestra vida nos abocan a los des-encuentros y las des-casualidades. Las vemos a nuestro lado y alrededor, caminando junto a nosotros durante un tramo del sendero al fin y al cabo, limitado. Son esas personas que ni te conocen ni dejan que las conozcas del todo, indescifrables. Puede que compartan contigo una hora, un fin de semana o cinco años pero al final podrás decir casi tan poco acerca de ellos como al principio. Son esas personas que escuchan lo que tienes que contarles y luego ellos no aportan nada suyo. Permiten que el espacio que se extiende entre nosotros se vicie con trivialidades, algún día bueno y no sé qué más. Son esas personas cuyo secreto mejor guardado es su verdadera identidad. Se refugian en la introversión y pasan por el mundo de puntillas. Lástima que las rectas paralelas no estén hechas para las intersecciones y lástima que las matemáticas sean tan exactas.  


09 octubre 2011

El que lo persigue... ¿lo consigue?

Cómo conseguir pareja en 3 sencillos pasos.
(Sólo para aquellos que hayan conseguido pasar de la etapa de las miraditas).
1. Adulación
Aunque te cueste trabajo creerlo, los cumplidos aún son el arma más eficaz para atraer la atención de la otra persona. Funciona en un 77% de los casos(*); al recibir un elogio nuestra predisposición a continuar con la conversación, cambia favorablemente. Pero es importante que tengas en cuenta dos aspectos: no mientas y no exageres (o será demasiado evidente que mientes). 
   Ejemplo
     - Vaya, J. ¿tienes el carnet de conducir desde hace 4 años? 
     - Sí.
     - Guau... ¿y nunca has tenido un accidente?
     - No.
     - Y además, tampoco te duermes al volante por las mañanas...
     - No; porque si lo hago me estrello.
     - Ya, claro... pues es increíble...
     - ¿Sí? Nunca me lo habían dicho.
     - ¿No? (por algo será...)

2. Haz que la otra persona hable de sí misma
Si la primera técnica no te da resultado, prueba lo siguiente: dirige la conversación de manera que la otra persona tenga que hablar de sí misma. Está demostrado que en un 88% de los casos(*) al hablar de nosotros mismos, disminuimos los niveles de agresividad y aumenta nuestro buen rollo así como nuestra capacidad para monopolizar el tiempo de conversación. 
   Ejemplo:
     Día 28 de Junio, 22:52
     - Y... ¿qué planes tienes para las vacaciones, A.?
     - Aún no lo sé. 
     - Bueno, seguro que algo tienes pensado hacer...
     - No.
     - ... em...
     - ...
     - y ¿no te vas de viaje con tu familia? ¿ni al Sur con tus amigos?
     - Puede...
     - Ah, qué bien.
 
3. Cuéntale una historia triste acerca de ti
Si te han fallado las dos anteriores, es hora de sacar la artilleria pesada: toma la palabra, comparte con esa persona lo más amargo/triste/penoso de tu vida y deja que sucumba a la imperiosa necesidad de abrazarte y demostrarte su comprensión y amor. Las cifras revelan que es efectivo hasta en un 99% de los casos(*). Ya sabes, sólo ¡atrévete!
   Ejemplo
     - Me queda Biofísica... (cara de depresión) No sé qué voy a hacer para aprobarla...
       ... lo he intentado todo, estoy desesperada,V. no sé ya cuantas veces la he estudiado...
       ... el profesor me dice que haga problemas pero... (ojos brillantes) ... no me salen...
       (suspiro profundo) (otro suspiro profundo mirando al vacío)
     - Lo sé. (estira el brazo y...) ¿Vas a salir el fin de semana? Avisa para decirle a I. que
       compre una botella más de ron.


¿Qué hacer y qué no hacer? Creo que pedimos demasiado al querer disponer de unas reglas para tratar de comprender e influir en lo más impredecible y arbitrario que existe -nuestro carácter. No creas que quiero alardear tampoco de técnicas de seducción; no soy una experta y entre tú y yo, dudo mucho que los haya. Yo sólo vi una película del año 38 y quise compartir contigo lo que me vino a la cabeza en ese momento y algún que otro recuerdo. Tal vez a alguien le valen los consejos numerados; si ese es el caso, por favor avísame para cambiar mi versión de la verdad. Mientras, seguiré creyendo que no hay quien me comprenda ni lista de consejos para conseguirme.

Todas las conversaciones son basadas en hechos reales. 
(*) Datos estadísticos no contrastados (vamos, inventados).

06 octubre 2011

Todo el día cada día


No es sino amor lo que nos mantiene despiertos, al encontrarlo y al perderlo;
el consuelo para el desprevenido es que sólo dura para siempre.

Perdura incluso cuando la otra persona ya no está a nuestro lado;
y te descubres -miserable, mendigando si acaso un eco del pasado
esperando que el mar te sonría y el viento te acaricie igual que ella.

Mira al mañana; no habites el ayer -me dicen; pero, ¿cómo no hacerlo?
digo mientras chantajeo al futuro para recuperar un minuto junto a ella,
cómo conservar si no la despedida, el último vistazo y el eterno adiós.

No puedes ocultar tu amor, enterrarlo, cambiarlo ni hacer como que no ocurrió,
porque entre tú y yo, quien un día aprendió a amar... nunca, nunca lo olvida.

 

05 octubre 2011

In the mood

En la vida uno tiene momentos y momentos
En ocasiones estamos tan optimistas que, de repente, nos apetecen cosas que nunca nos llamaron la atención o que lo hicieron pero, simplemente no decidimos en su momento, probar. No, mi (dis)gusto repulsivo por las pasas sigue intacto pero en cambio ayer me sorprendí tremendamente a mí misma pensando en ir a ¡una tienda de deportes! 

Para que puedas hacerte una idea, la última vez que me puse ropa para hacer ejercicio propiamente dicha fue en 4º ESO, cuando llevaba el chándal del uniforme del colegio. Luego en el instituto, sí... bueno, vale: algún día me puse una ropa que parecía deportiva. (No busques más; no falta ningún párrafo aquí, esto es todo lo deportista que he sido en mi vida). Incluso con un padre que fue corredor y que ha hecho el Camino de Santiago desde Francia (800 Km), nunca he pisado un gimnasio, me agoto cuando corro 5 minutos y mi concepto del Pilates son ejercicios con una pelota gigante de colores (parece que no voy mal encaminada).

Claro que, desde que mi lumbalgia empezó a darme quebraderos de columna a principios del verano, decidí que era el momento de organizarme y programar algo de tiempo para mi propia salud. Así que al volver de vacaciones me propuse ir, poco a poco, haciendo algo de estiramiento, ejercicios de columna y esta clase de cosas. Un par de semanas más tarde esas sesiones de "¡ay! ¡ayayay la espalda!" pasaron a sonar a música y a saber mejor. Además, conseguí volver a mi peso habitual y esto, me animó a continuar. En estos últimos días se me ocurrió que también podría ser una buena idea ir un paso más allá y hacer que los brazos trabajen con algo de peso... ya sabes de lo que te hablo, de las mancuernas clásicas; y así llegamos al punto clave: para mí ir a una tienda de deportes puede ser tan embarazoso como ir a comprar a ElCorteInglés en pijama... me hace sentir totalmente fuera de lugar. 


Pero ¡ey! ¿Por qué no?
Para allá fui.
Al llegar, hacía tanto viento en la puerta de entrada que tuve que agarrarme las gafas de sol (y el pelo) para que no saliera volando; en consecuencia, cuando se abrieron las puertas, la gente que estaba dentro me vio llegar con una mano en la cabeza y el pelo en la cara. Me recompuse como pude; entré por donde decía "Salida sin compra" y marché decidida hacia el pasillo central. Bañadores, bañadores, bañadores y bañadores: de mujer, de hombre, de niños y de saldo. Gafas y tubos, equipos de submarinismo, de equitación, botes de pastillas y barritas de... vamos a pensar que son cereales, bicicletas como para participar en el Tour de Francia, guantes de ¿boxeo? ¿todavía se practica?, las pelotas para Pilates y ¡ah! las "cosas" del gimnasio. 

Cuando enfoco hacia la estantería donde estaban las mancuernas desde lejos, veo como se acerca un grupo de chicas. ¡Ya se me adelantaron! Desvío mi trayectoria y me quedo frente a la ropa de gimnasia rítmica y los aros. Veo como empiezan a hablar entre ellas y a probar las mancuernas de demostración. Entonces me acerco para escuchar qué es lo que dicen. Una de ellas parece más entendida en el tema y oigo como le dice a las otras: "... es lo que yo siempre digo, lo mejor es comprarse unas de 8 Kg; las tienes en casa y cuando te aburras, las coges y aunque sea haces 5 minutos de ejercicio". Las otras asintieron con la cabeza pero no compraron nada. Cuando se fueron me acerqué yo y tuve la misma sensación que cuando voy a hacer la compra y me toca elegir el fregasuelos ...sudor frío. 

Busqué las más ligeras y traté de borrar esa expresión de mi cara que decía "¿por qué tenían que ser rosa?". Miré al frente, uno de los dependientes me observaba al otro lado de las bicicletas estáticas así que decidí seguir viendo la tienda porque estaba segura de que, si pasaba un minuto más frente a la misma estantería, iba a venir a preguntarme si necesitaba ayuda. Así que, con 1 Kg más en mis manos me fui a rebuscar en los demás pasillos. 

Quede dicho que la ropa de deporte me parece muy demasiado cara.
Poca cosa más interesante. Un hippie de pelo largo mirando platos para acampadas, una familia de extranjeros comprando ropa de montaña, una mujer revolviendo en las rebajas y un par de chicos eligiendo tenis para correr. En fin, empiezo a sentir el peso de más y decido dar media vuelta, bajar las escaleras mecánicas y dirigirme hacia la caja. Me coloco en la fila para pagar y pongo los ojos en blanco calculando cuánto voy a pagar: las mancuernas y una camiseta (sí, la que estaba revolviendo en las rebajas era yo). Luego me distraigo mirando lo que llevaba el chico que estaba delante mío en la cola: unas mallas que, a mi juicio le iban a quedar algo jus-ti-tas... sí que le haría bien perder unos kilillos, pero tampoco era para llegar al extremo de usar mallas.

Entonces me di cuenta de qué era lo que no me gustaba de las tiendas de deporte. Aparte de que detesto parecer una aficionada, supongo que no me gusta permanecer bajo la mirada crítica de los que no son tan aficionados y sus comentarios del tipo: sí, necesitas perder peso o ¿de verdad crees que cabes ahí? o no, mira... lo que tienes que hacer es (dos puntos) ... y aquí sí que identifico el grave problema personal que he tenido con el resto del mundo desde el principio de los tiempos: no soporto que me evalúen y por consiguiente me digan qué tengo que hacer o no

Entre tú y yo, puede que ya supieras esta gran revelación acerca de mí pero deseaba que a partir de ahora tú tambien la asociaras a unas mallas demasiado ajustadas.
¡Feliz noche!

02 octubre 2011

Donde mi corazón vive

La mayor parte del tiempo lo hace once pisos sobre el suelo y en una superficie de casi cien metros cuadrados. Mi familia es mi hogar y yo habito el amor que nos une.

Pero en cuanto puedo, escapo; y no te miento si te digo que me paso la vida huyendo a mi lugar secreto. No tengo dudas -pertenezco a la lluvia, a la primavera y al color verde.

Quisiera creer que encajo en cualquier marco pero entre tú y yo, ¿quién quiere ser un esbozo inacabado? Por esto siempre intento volver de nuevo a donde mi corazón vive.

16 septiembre 2011

Sobre ruedas


      Cuando era pequeña me encantaba fisgonear de un lado a otro a mi aire, sobre todo en la calle. A menudo me soltaba de la mano de mi madre y salía corriendo. Más tarde descubrí las cuatro ruedas y... chico, no hubo forma de bajarme desde entonces. Con frecuencia soñaba que conducía, mucho antes incluso de ser capaz de hacerlo. Ahora que miro estas fotos, me parece curioso como, en un abrir y cerrar de ojos, pueden pasar ante mí veinte años de recuerdos con sus cambios de marcha, tantos atascos, algún que otro exceso de velocidad y un par de STOPs.    

       Dicen que soñar con conducir significa que dominamos nuestra vida, que la controlamos y la dirigimos hacia donde queremos. Reconozco que en mi caso, la mayor parte del tiempo sé hacia donde voy aunque eso no me quita los obstáculos ni los momentos en los que me tomaría un semáforo en rojo para pensármelo. 

       Y me lo tomo; aunque como no me gusta esa sensación de incertidumbre y desconcierto, en cuanto puedo, me vuelvo a poner en marcha con nuevas energías. Tengo amigos que, en cambio, no hacen tal cosa sino que caminan por la vida sin mirar alrededor, sin detenerse y pensando que el disco rayado de la monotonía que escuchan es lo último en iTunes. Otros, han pasado tanto tiempo sentados pensándoselo todo que, cuando se han dado cuenta, se les han ido las oportunidades.

       Con esto no quiero exponer que alguien sea mejor o peor; sino que cada persona lleva su propia velocidad. La cuestión es que, con mayor o menor conciencia de ello, a pesar de circular regidos por unos códigos, todos somos conductores en la vía de nuestra propia vida. El rumbo de tu vida no lo marcan los demás, ni las circunstancias ni el azar; puede que estos influyan pero el volante siempre lo diriges tú.

       Entre tú y yo, ¿te he dicho ya que me encanta conducir? 
       ¡Feliz fin de semana!

20 julio 2011

Alguien como yo

Hay muchas personas con las que no encajo. No es que esté interesada en congeniar con ellos pero el no hacerlo me ha llevado a darme cuenta de que soy una persona singular, sin plural. 

Tomo una muestra representativa y reflexiono por ejemplo, al ver una guagua pienso sobre qué clase de personas son las que viajan en ella: gente mayor que acompaña a sus nietos, un grupo de jóvenes que van a la playa, parejas, hippies, trabajadores, dos amigas, una señora con bolsas de compra, más gente joven, una persona que lee en silencio ajena al mundo, una chica con unos papeles de la universidad...  

Y yo los miro sin sentirme identificada con ninguno; así me siento en este mundo. Claro que tengo amigos, pero son precisamente sus diferencias conmigo lo que más valoro de ellos, lo que me completa y les convierte en mis amigos

Entre tú y yo, creo que sólo busco alguien como yo, ¿existirá?  

12 julio 2011

engaña, miente, haz trampa

   Te cuento un secreto sobre mí: creo que todos somos buenos por naturaleza.
   Aunque en mi caso no me considero buena, más bien, ingenua; o al menos, lo era.

      
       En verdad, no sé en qué momento del camino decidí engañar al destino y convencerlo con mis sinceras mentiras de hacerle trampa a la vida. Puede que estuviera cansada de ver cómo los demás lo hacían y les funcionaba. Puede que estuviera cansada de esperar la divina justicia que nunca llegaba. Y antes que mirar la vida, compadeciéndome, prefiero utilizar todo el ingenio y una chispa de cinismo, cosecha propia.

       Pero reconozco que ando escasa de cinismo y siempre voy con lo justo para ocuparme de mis asuntos y mirar por mi propio beneficio; sin tocar a nadie más (en beneficio o detrimento) ni perjudicar a aquellos que no han cruzado antes la frontera de mi hipocresía.   

       Cuando no te cuentan algo para protegerte; cuando juegan en tu contra; cuando te sientas con los brazos cruzados esperando lo justo y la justicia toma la carretera en sentido contrario; cuando te cuentan una verdad a medias que casi siempre es mentira; cuando te hacen creer que no tienes una oportunidad que te pertenece... llega un momento en el que decides. Puedes quedarte a un lado, como un mero espectador de tu vida, indignarte y asentir con la cabeza o actuar.

        Yo voto por lo segundo. El que algo quiere, algo le cuesta. 
        Prefiero arriesgarme antes que vivir con la ignorancia que conlleva la incertidumbre.

     Atrás quedaron años de resignación. Ahora siento que juego en presente. Por delante el tiempo dirá. Y como pieza angular de mi estrategia... ¡shhh! sólo te diré que la información es poder. La gente es un libro abierto, casi como yo. 

¿Qué esperabas? Esto no es clase de ética.  
¡Feliz tarde!

Yo dije; él dijo

Todo palabras. Más volátiles que nunca, imperfectas como siempre.
¿Por qué en una discusión entre dos, el que habla más alto lleva razón?
       Aplícalo a la conversación que quieras; ya sea con un un amigo, con alguien que es algo más que un amigo, con un profesor, jefe o un completo desconocido. A mí no me ha pasado pocas veces. Conmigo va el signo de la discordia y a menudo suelo disfrutar de una buena polémica... hasta que el otro tiene razón. Entonces es hora de una retirada digna y se acabó. Admito que él tenía las de ganar. Rara vez elevo el tono de voz (no grito, a menos que me vea obligada). Razono a partir de aquello que sé, aunque no lo pueda demostrar. Y sobre todo, por encima de todo, no me escudo en falsos pretextos ni jerga infantil del tipo "porque no" y "porque sí".

       Impertinente... sí, entre tú y yo, soy un pelmazo de mujer.


       Creo que tener diferentes puntos de vista y defender cada uno el suyo es algo totalmente sano, deportivo y necesario. Respeto a mi oponente y he aprendido a aceptar los dos posibles resultados de cualquier debate (ganar y empatar). Vale, lo admito... me gusta discutir. Pocas discusiones pueden desconcertarme. Pocas personas pueden hacerme perder la paciencia, amasada pizca a pizca a lo largo de los años. Pocos asuntos pueden exaltarme de manera importante. 

       No es ya a nivel personal sino académico más bien, donde me he encontrado en situación de conflicto. La piedra en mi zapato se llama sugestión de prestigio. Esto sí que es un problema para mí -saber que mi palabra no significa nada "porque no". Qué necedad por nuestra parte haber permitido que algunas personas crean que juegan con el factor autoridad a su favor y que éste les confiera alguna clase de poder especial "porque sí". El único juego posible es tu palabra contra la de él; y si dice "yo no dije eso" más alto que tú, ya sabes lamentablemente, quien tiene las de perder... 

Por supuesto, la culpa es mía. 

       Por pensar que vivía en un mundo de personas cuya valía no se medía ni se enmarcaba para colgar en la pared; por pensar que podíamos tener una lucha de iguales; por pensar que la justicia era ciega cuando a veces, te mira por encima del hombro. Sin duda sé que dos no discuten si uno no quiere pero, por favor, nunca quieras ganar una pelea conmigo por el "yo no dije eso" si sabes que lo dijiste.     

¡Feliz martes!

03 julio 2011

En 1 segundo

... pueden ocurrir muchas cosas. 
En un momento estás bien y al siguiente estás encajando una mala noticia. Sostienes el golpe como puedes; incluso tratas de sonreír. Entonces recibes otro. Exhalas un suspiro interminable. Y cuando menos te lo esperas, la vida te golpea otra vez. Esto te cambia la cara y el color del alma. Evalúas las puertas que se te han cerrado, lo que pierdes y las oportunidades que no tendrás. Tienes miedo. Te preguntas cómo ocurrió, cómo te sientes y cómo lo sobrellevarás; pero no te vienen las palabras. Mueren mil planes y objetivos que tenías en mente y que ya no podrás realizar; los ves desaparecer. Difuminas las sombras con lágrimas y matizas con dolor tu expresión. Sientes la impotencia de quien no puede nadar contra la poderosa corriente de la vida y sólo... se deja llevar.

Es ley de vida adaptarse y cambiar pero entre tú y yo, no hay sitio para ello en este segundo.

30 junio 2011

Hoy cocino para mí

       Antes de empezar... ¡buena música bien alto!


       Ahora, manos a la obra: hoy toca champiñones revueltos; receta propia. No se por qué no como sola más a menudo... bueno, siempre que puedo lo hago en familia; y cuando no, es porque no tengo tiempo para el almuerzo. Lástima, porque me gusta preparar los platos a mi gusto. Champiñones, ¡a la sartén!

       La ausencia de palabras, la concentración para preparar cada ingrediente, el juego de manos y utensilios. Armonioso, sistemático, rápido. Picamos el chorizo y lo echamos a la sartén también; mezclamos y añadimos un poco de aceite; fuego sin prisa pero sin pausa. 

       Ahora el toque personal. Esa pincelada propia con la que sazonamos la vida. Para algunos puede ser la risa; para otros, la ironía pero todos tenemos el nuestro propio. Para mí es el orégano. Algunas personas se conocen muy bien y otros, en cambio, tardan años. Hay personas que se miran en el espejo y lo ven vacío, si quiera un reflejo difuso. Hay personas a las que les lleva una vida conocer su vida y son los mayores extraños para su propia persona. ¿Por qué no ven lo fácil que es conocerse? ¿Por qué no ven lo fácil que es quererse?

       Ahora batimos el huevo y cubrimos con él el contenido de la sartén. Aún así no veo claro que apreciar quien soy me haya facilitado encontrar a más personas como yo. Al contrario, en cada ocasión en la que me he visto reafirmando mi postura (llámalo cabezonería -no te contradigo), he visto cómo se me cerraban puertas. Muchas de ellas me han conducido a la mesa individual en la que me toca comer hoy. No te olvides de remover.

       Entonces, ¿por qué no callo alguna que otra vez? Pues porque yo valgo más que ese silencio. La persona que soy es el proyecto resultado de 21 años de trabajo, ¿cómo negar ahora una parte de mí? No. Prefiero ver cerrarse una puerta (tras otra). Ceder en mi personalidad para agradar a los demás no es una opción. Así soy he decidido ser; para bien o para mal. Claro que nadie es perfecto, pero si se me quema la comida hoy... mañana me acordaré de rebajar el fuego.

       Muchas palabras cruzadas a destiempo y oportunidades estrelladas en la pared me han conducido hasta aquí. Un salvamantel y un servicio (de momento). Pero no por ello me detengo, no. Sigo cocinando mientras espero que venga aquella persona que, entre tú y yo, convierta el alumerzo para uno en cena para dos

¡Buen provecho!

29 junio 2011

(entre paréntesis)

(Me gusta hacer paréntesis).

(Me gusta pensar que puedo sacar de la nada, unos minutos de nada, que no significan nada y en los que, sin embargo, puede ocurrir de todo). (Son el espacio en blanco de mi existencia que decido llenar con lo que quiera, cuantas veces quiera). (Parece curioso que, para encontrar un ápice de libertad, tenga que buscar en el limitado espacio de infinito que cabe entre dos paréntesis). (Ya sea unos segundos para pensar, unas horas de descanso o unos meses de pausa en una relación; lo que ocurra en el paréntesis no saldrá de él). (Sé dónde lo empiezo y dónde lo termino; lo que ocurra dentro es cosa sólo mía). (Pero no pienses que me olvido de ti, porque y yo siempre vamos juntos y por supuesto, lo que hablamos queda entre paréntesis).
 
(Me gusta hacer paréntesis).

28 junio 2011

(Re)encuentros en la 3ª Fase

Está ahí, ¡no mires! espera...  
Da media vuelta, vamos a coger los yogures.

   Cómo, con astucia. Cuándo, siempre que puedo. Dónde, en cualquier lugar. Plan B, luego te cuento...
 
   No hagas clic en este post si no quieres saber lo antisocial/antipática que me he vuelto soy. Porque de eso va, de cómo he llegado a evitar a mis antiguos compañeros del colegio en el supermercado. Triste, pero cierto.


12 junio 2011

De camino a lo más alto

       Con el correr de los días, todos atravesamos épocas mejores y peores; es inevitable. En algunas ocasiones nos toca disfrutar y en otras.. bueno, digamos que no todo puede salirnos redondo. Justamente en días como hoy, me doy cuenta de esto con mayor claridad. Desearía poder soltarme el pelo, ir a por una taza de café y un buen libro, sentarme en la terraza en un rincón fresco y entregarme a la contemplación. Pero no, aún falta para poder derrochar tantos litros de tiempo. 

       Y como dicen, a falta de mareas... buenas son unas gotas de libertad, ¿no es así? Me gusta regalarme de vez en cuando -entre párrafo y párrafo de apuntes, una escapada a los confines de mi memoria. Tengo un recuerdo que guardo para momentos como este. No se trata de nada y para mí significa tanto. 

     Estando de visita en Londres, tuve la oportunidad de echar un ojo a St. Paul's Cathedral (punto turístico número 7 de la lista de los "10 lugares que tienes que visitar"). A lo mejor, piensas que en este momento voy a proclamar en voz alta que me encanta visitar tumbas, escuchar el sermón en el oficio religioso o que encontré un pin brillante en la tienda de recuerdos. Siento decepcionarte, pero no. Se trata de una escalada. 

       Sí, escalada; porque, además de todas las dependencias de la catedral, también había acceso a las zonas más altas del edificio. Claro que pensar en 200 metros de escalera de caracol parece más sencillo al decirlo que al subirlo. Pero en cuando supe que se podía acceder al mirador de la cúpula, me dije: "Pues vamos allá". No puede subir una persona claustrofóbica, ni embarazada, ni con problemas de corazón. No se pueden hacer fotos ni usar móvil. Si a mitad de camino no pudieras más, nadie va a subir a buscarte. Hay que ir en silencio y en verdad es mejor así porque en cuanto hables, te quedas sin energía. Para dejarlo más claro: son 200 metros de eco entre tú y tus pensamientos. 

       El camino es largo, por unas escaleras primero de piedra; luego, metálicas y laberínticas. Los escalones son estrechos y no hay gran iluminación. Las dimensiones sólo permiten que avance una fila de personas: si alguien quiere bajar, se tiene que interrumpir la circulación. No hay ventanas. Muchos desisten en cuanto llegan al primer nivel, un balcón desde el que se aprecia una vista panorámica del interior de la catedral. Los que aún quedan con fuerza continúan hasta arriba.

       Y fíjate como así, esta pequeña aventura en la ciudad nos da las pistas para una gran verdad universal (aparte de que tengo que hacer más ejercicio) como es que, aquello que más cuesta conseguir en la vida es lo que más vale la pena.  

       El recorrido hacia lo más alto de tu persona no es una tarea sencilla y si lo fuera, carecería de valor. No puedes pretender conquistar el mundo sin dar el primer paso, y luego el segundo, y luego el tercero, y así sucesivamente; porque estos pequeños pasos que hoy das son la clave del éxito. Requieren todo tu esfuerzo y empeño. Sé que es difícil aguantar, sostenerse cuando todos los demás han caído. Pero esta es tu historia y tu camino, ¿vale la pena el intento? Sí. Absolutamente; y entre tú y yo, aquellos 1.161 peldaños me lo recuerdan cada día. 

 ¡Feliz travesía!      

06 junio 2011

La vida es una tómbola

¿Cómo llamarlo si no?

Cuando sin importar la estación, el sol no deja de brillar;. 
Cuando compruebas que tu vaso está medio lleno y aún queda chocolate en la nevera;
Cuando descubres una viruta de felicidad en tu día a día;
Cuando la vida te sorprende dejando en tu puerta aquello que tanto andabas buscando;
Cuando sabes que, pase lo que pase, todo va a salir bien;
Cuando te das cuenta de que necesitas a alguien y te preguntas cómo has podido vivir sin él todo este tiempo;



       Hoy mi alma curiosa quiere jugar a la ruleta con la respuesta. Me pregunto por qué; me pregunto cómo. No pretendo conocer los oscuros misterios que encierran el perfecto mecanismo del Universo. Eso es algo que, ya sé, está fuera de mi alcance. Pero esta tontina pregunta no deja de rondarme el pensamiento y la mirada. Algo me estoy perdiendo: algún detalle, alguna pista. Observo; concienzudamente; mi mente maquinando. Nada. Y yo sigo pensando qué sera lo que mueva al mundo. La suerte, el destino, la fe... todas soluciones posibles, a cada cual más inverosímil. 

       Recuerda durante un segundo algún momento de tu vida en que hayas sentido la fortuna contigo. Esa sonrisa nerviosa y fugaz, el brillo en la mirada, un súbito estremecimiento de emoción. Intentamos retenerlo pero se nos escapa de entre las manos y queda atrapado, presa de las telarañas del tiempo. ¿No te cuestionas como yo, qué pudo traer ese acontecimiento hasta ti? Sin importar demasiado de qué se trate: el coche que querías, la llave que perdiste, el chico que soñabas. 

       Creo que todos por igual fantaseamos con diferentes planes; pero nadie nos enseña cómo reaccionar cuando los conseguimos. Me parece muy curioso como la vida -generosa, en ocasiones extiende sus brazos hasta nosotros y nos pone en el camino aquello que deseamos. 

       Entre tú y yo, ¿qué te parece si lo llamamos suerte?
       No nos engañemos: nunca lo sabremos.     

¡Feliz Lunes!

31 mayo 2011

Mirando, comprendiendo

El arte siempre ha sido definido como toda actividad de la que se obtiene un producto con finalidad estética o comunicativa. El artista es aquel que produce obras de arte. 
Yo creo que la obra en sí misma no es el fin, sino el medio. Así como el artista es aquel que, sírviéndose de la brocha como único elemento de trabajo, consigue pintar infinitos sentimientos o ninguno. La meta del artista no es sólo ser visto, sino comprendido.  
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Por esto creo que el arte es el misterio de las mil palabras omitidas. Un vistazo; un segundo. A veces no hace falta más y otras, requiere toda la vida.
Pero, entre tú y yo, nadie dijo que comprender lo que hay bajo la superficie de cada uno fuera tarea sencilla. Hay tantas ausencias significativas y significados vacíos... La mayoría de las veces nosotros mismos podemos encontrarnos perdidos dentro de un sencillo marco pero es que cada persona es un mar de profundidades por descubrir.      
 

28 mayo 2011

Si algún día se me olvida tu nombre

       ... no me lo tengas en cuenta, por favor, ...¿Pablo?

       Hace tiempo que no nos vemos, sí; pero eso no ha condicionado que ahora no te recuerde. Y tenías un nombre tan sencillo. Una sola palabra, unas pocas sílabas que adornaban ese rostro tuyo que mis ojos reconocen al instante. ¿Acaso no te llamé mil veces? No creo que haya sido capaz de olvidar tu nombre, ...¿Carlos?

        Supongo que será cosa de la edad; no, no quiero creer eso, ...¿Ángel?

       Concentración, asociación de ideas, caras, nombres... ¡Nombres! ¿Por qué será que nuestra privilegiada mente puede recordar los más pequeños detalles, aquellos más insignificantes y no retener los más importantes? No por gusto, desde luego. Porque si de gustos se tratara, al menos yo, elegiría recordarlo todo.

       Mi padre dice: "de esta vida sólo nos llevamos puesto cuanto aprendemos y vivimos; todo lo demás, sobra". ¡Cuanta razón tiene! Y es por esto que, si tuviera que elegir... elegiría de nuevo mil veces el camino que me ha traído hasta aquí. Siempre he ido ligera de equipaje, caminando a pie por el sendero de la vida y con las manos en los bolsillos repletos de experiencias. Unas buenas; otras no tan placenteras. Y a pesar de que siempre defiendo que hay que olvidarse de lo malo y centrarse en lo bueno, no podemos por ello vivir ignorantes de que ambas situaciones -las equivocaciones y aciertos- contribuyen de igual manera en tallar lo que somos tú y yo.

        Y aun intentándolo con todas nuestras fuerzas, se nos olvidan. Las propias vivencias se nos escapan por el resquicio de las puertas de nuestra mente; a cada instante. Muchas, sin que las podamos recuperar jamás... Pero no pensemos que 1 segundo de nuestra vida olvidado, es 1 segundo no vivido. No. Estuviste allí: respiraste, sentiste, exististe. Y la prueba es que de no haber sido así, tu presente ahora sería completamente diferente.

         Si no te hubiese conocido, no reconocería tu rostro; pero lo hago. Por eso, perdona si algún día se me olvida tu nombre ...¿Marcos?  

25 mayo 2011

Aislamiento de contacto

       Digamos que esto fue lo que llevé a cabo durante los últimos tiempos. Atropellada por las redes sociales, decidí probar con un tiempo de aislamiento de contacto dejando mi puerta cerrada y con restricción de visitas. Hasta me olvidé de cuáles eran las llaves... Colgué el cartel de "no te molestes en llamar, no voy a contestar", di media vuelta y me fui a buscar algo que hacer con mi vida. 

       Lo que yo no sabía era la gran nada que me esperaba a la vuelta de la esquina. Hacer "borrón y cuenta nueva" en la vida no es tarea fácil. Romper con lugares, con situaciones o con amistades es siempre algo que te deja mal sabor de boca; pero lo afrontas, porque la vida sólo tiene un sentido y es hacia delante. Lo mejor que podemos hacer es liberarnos de las cargas negativas que nos atan, ¡hacer espacio para lo nuevo! al igual que ocurre con la brisa que se cuela tímidamente por la ventana en primavera: entra como quien no quiere la cosa, suave y agradable. 

       Por aquel entonces no sabía mucho de mí, la verdad, así que empecé probando aquellas actividades que podrían gustarme. Quise viajar; y viajé. Practiqué in vivo el idioma que más amo en el mundo (el inglés). Aprendí algo de cocina. Terminé de leer los libros que había dejado a medias. Me apliqué en dibujo y algo de decoración. Me compré una orquídea (y sigue viva). Al principio comencé yo sola; y poco a poco, fui encontrando por el camino gente amiga con la que hoy comparto mis gustos.      

       Ahora juego a jardinera los fines de semana y practico alemán siempre que puedo. Pero, ¿entonces por qué Deb ha vuelto a caer en las redes de internet?...


       Porque, entre tú y yo, supongo que una vida sin amor no es vida. Y como ocurre con casi todas las cosas que valen la pena, no vienen porque las busques... sino porque ellas te encuentran a ti. Mirando en el archivo de mi anterior blog di con una frase que yo misma había escrito allí "porque el amor no nace en la distancia" y que me hizo decir: "¡mecachis!" ... Qué poco me gusta estar en desacuerdo conmigo misma. Pero otro día te cuento, que ahora se me enfría el café.  

¡Feliz tarde!