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31 enero 2021

Soldado de invierno

 Así se despide el mes de Enero mientras seguimos avanzando en el duro invierno. 

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El primer mes del año siempre es algo trágico. Hace frío, hay poca luz. Ni la marmota quiere salir. Lo más apetecible es pasarte el día haciendo la croqueta. Pero tampoco es cuestión. Hay batallas que debemos seguir peleando para que la guerra (con el frío) no acabe con nosotros. También es época de ausencias en el trabajo: por algunos que aún tienen días libres y por otros que empiezan con la típica tos con mocos, que este año es sospecha de COVID19 (con su típica PCR que después sale negativa y como mínimo un par de días en aislamiento). Por una o por otra, son frecuentes los "ajustes" del planning, lo doblajes sorpresa y repartos de pacientes como boletos del bingo. Una sola cosa puedo decir: es el primer invierno que no empiezo el año con fiebre así que parece que las mascarillas funcionan. Eso o mi vida social está tan muerta que no la revive ni una descarga de 200 Julios. Para no cambiar de tema, me he acordado que mi cuenta de tripadvisor hace casi un año que no se toca: ni recomendaciones de restaurantes, ni críticas de hoteles, ni referencias de lugares de ocio. Perdidas todas mis estrellitas de experta en hoteles y colaboradora sénior. Ay, cómo echo de menos aquellos tiempos en que llegaba el viernes y salía del trabajo rodando una maleta, camino del aeropuerto. Ahora llega el viernes y más de lo mismo, fase 3. Con eso te digo todo.

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Habrá que suspirarlo y superarlo. Viajar y "vivir" todavía no es posible. Al menos tal y como lo recordamos de nuestra "vida anterior" (a la COVID19). Dudo que podamos o volvamos. Te has planteado que en ningún momento de nuestra Historia del Mundo los cambios nos han llevado a "volver" a un estado anterior. Siempre se ha ido hacia algo diferente. Hacia delante. Así que te digo una cosa entre tú y yo, cuando salgamos de esta, todo va a ser diferente. Seguramente el Mundo estará ahí esperándonos, pero de otra manera. Habrá que reinventarse para seguir adelante. 

05 abril 2020

Mis días en las trincheras (frente al Coronavirus)

Ya hace días que he dejado de contar.
Días, casos, víctimas. 
El problema de la des-información. No tardamos en darnos cuenta de que iba a ser tremendo lo que se nos venía encima. Cuando empezamos a prepararnos, a estudiarnos los protocolos de actuación que nos llegaban y repasar las estadísticas diarias con detalle, aún iban los estudiantes a clase y llevábamos lo que era "nuestra vida normal" y rutinaria. La sensación que teníamos era que las medidas preventivas llegaban con retraso y el obstáculo principal nos lo suponía lo "dinámica" y cambiante que iba siendo la información que nos iban dando respecto a la manera de actuar. Es decir, cada día manejábamos una información diferente. Hasta que el Coronavirus fue declarado como transmisión generalizada.
En cuanto se estableció el Estado de Alarma supimos que ya no íbamos a hacer la Medicina de siempre, sino "Medicina de guerra".
La Primaria es lo primero. Empezamos posponiendo lo que no era imprescindible: analíticas, controles, sesiones docentes, visitas de seguimiento a domicilio y así un largo etcétera. Seguimos por pasar todas las citas médicas de presencia física a telefónicas. Así que nos tuvimos que adaptar a resolver TODO por teléfono. A día de hoy atendemos: consultas de demanda, renovación de tratamientos, contactamos con los pacientes frágiles para verificar que están bien, los informes de incapacidad temporal, tanto los habituales (acidentes o enfermedad) como los que son debidos a patología o exposición al Coronavirus, hacemos además el seguimiento de todos los casos sospechosos que surgen y separamos los pacientes respiratorios del resto de pacientes que acuden al Centro de Salud mediante un triaje. Los atendemos a TODOS.

Y aún así, al otro lado del teléfono, me llena de orgullo saber que seguimos siendo el médico que más cerca está de nuestro paciente. Les hemos aconsejado, diagnosticado, tratado, escuchado y acompañando durante el proceso, incluso cuando están desbordados por la situación o lloraban porque han perdido un familiar o tienen miedo. Ahí estamos.

Yo también aplaudo cada tarde desde mi balcón. Y cuando trabajo de tarde, me asomo a la ventana de la consulta y devuelvo el aplauso a los vecinos que me saludan desde enfrente pensando en que ojalá mis compañeros de Madrid puedan oírlo también, y los de Barcelona, y Murcia... 

Si quieres ayudar, lo mejor que puedes hacer es cuidarte y quedarte en casa. Aunque estemos separados, nunca hemos estado tan unidos. 
¡Entre tú y yo lo conseguiremos!

05 noviembre 2012

Dijo el sabio

... de mi profesor, claro. 
A quién va uno a hacer caso en estos días de locos donde un estudiante pasea sus pretensiones frente a los catedráticos sin vergüenza. Pues a los más viejos, que a mi parecer son los más sabios. Si a ellos les cambian un protocolo mañana, no dejarán de ser buenos clínicos. No quiero pensar qué ocurriría si eso le pasa a uno que acaba de empezar y decidió hacerlo empollándose un par de guías médicas.  

Hoy dijo una cosa muy graciosa y antes que escribirlo en el anonimato de un post-it escurridizo, preferí hacerlo entre tú y yo. Fue lo siguiente: "En Medicina no hay números, sino personas". ¡Pero nos han enseñado a medir, a pesar, a tomar frecuencias y a contar por minuto, por hora, por día, durante meses! Sin duda tiene razón y eso es algo que a mi mente de ex-cirujana declarada y clínica en potencia no se le escapa. Por eso cada vez que veo un paciente, lo miro. Cuando le pregunto, lo escucho. Y al salir de la habitación me llevo conmigo todo aquello que dijo y lo que no. Los pacientes no son números.

15 octubre 2012

Las dos caras de la Medicina

Sí, tiene dos caras. O más bien, cara y espalda. 
Para los profanos de la vida médica, esto que ven aquí arriba es una sesión clínica, donde empieza cada día, sujeto a la variabilidad de cada departamento, la actividad de los médicos. Los casi-médicos estudiantes también tenemos que asistir aunque hay muchos que optan por pasárselo por el forro no ir. A mí me parecen muy interesantes porque te muestra mucho más de cerca un sinfín de detalles, imperceptibles durante el resto de la jornada. Por ejemplo, te das cuenta de quién lleva la voz cantante y quién le apoya, quién es la oveja negra del servicio, qué pacientes nuevos han venido, quienes se marchan y quienes tienen un síndrome raro que no sale en Wikipedia. Deliciosa rutina para un clínico. Pero no es grande la contribución del alumnado en estas sesiones puesto que nos han programado para permanecer en la última fila, detrás de todos los médicos. Ver, escuchar y aprender es todo lo que podemos hacer, cruzando los dedos entre tú y yo para poder obtener de ello el máximo provecho. Pronto llegará el día en que me sitúe al otro lado y pueda enfrentar cara a cara los debacles diarios. Formaré parte activa ¡y tan activa! en la sólida cadena de la Salud y estos pensamientos me traen grandes esperanzas para mí y mis amigos. Al fin y al cabo, ¿qué prisa hay por ser carne de cañón?

28 julio 2012

Empacando

Mi viaje ya está a la vuelta de la esquina. En breve pondré los pies sobre la ruta del Norte. Adiós playa. Mientras espero, llevo la cuenta de los días que me quedan en Tenerife. Cuando vuelva apenas tendré unos días antes de que empiecen de nuevo las clases pero nada tengo yo que ver en eso. Fue suerte y no suerte que este Agosto consiguiera esa plaza de intercambio. Cómo me irá, si me gustará, si me adaptaré o si se adaptará Santiago de Compostela a mí son interrogantes entre tú y yo que empaqueto junto al fonendo, la bata y el neceser. Por lo pronto así me encuentro, seleccionando aquello que me acompañará de entre lo que se ha de quedar. Tantas cosas...

18 junio 2012

Adiós pequeña, adiós

Al fin ha llegado el momento esperado y eso para cualquier estudiante de este Mundo es... ¡el día de fin de curso! 
Para algunos llega con bañador y toalla de playa, para otros con alguna lágrima y para mí, ¿para mí? es algo así como un momento de los más cruciales de mi vida. Cada final de curso lo es pero este más que nunca porque es hora de hacer la valoración sobre mis decisiones pasadas. Por si has llegado tarde te comento que este curso me quedé a medias entre 4º y 5º de Medicina porque, entre la adaptación al plan Bolonia (EEES) y una serie de catastróficas desdichas y meteduras de pata, la cosa no me salió como esperaba y el pasado Septiembre dije adiós con la mano a la que era mi promoción para infiltrarme en una clase nueva. ¿Era lo acertado? ¿Tendría mejores resultados en mis exámenes teniendo menos asignaturas? ¿La Medicina era lo mío? ¿Me adaptaría a una clase nueva con gente nueva? Ay, cuántos interrogantes... Vamos por partes.
Mi 22 cumpleaños 4 Oct 2011
Al principio del curso lo que sin duda quería era inyectar algo de competitividad agresiva en mis venas para poder liberarme de la carga que llevaba conmigo (véase las peores asignaturas: Aparato Digestivo y Biofísica). Muchas horas de estudio acompañaron a este nuevo objetivo, aunque siempre había tiempo para los amigos, para pasarlo bien y para inmadurar. Y más estudio y más estudio y en medio algunas noches improvisadas de copas y de risas y de vida universitaria. 
Halloween Oct 2011
En la Facultad pocas novedades acompañaron este periodo de tiempo, salvo mi smartphone y mi flequillo nuevo que me daba ese aire de recién importada desde el Reino Unido. Mis chicas y yo nos pasábamos las mañanas en la biblioteca y las tardes en clase. Cupido hizo algún intento, pero fallido, con lo que ocupaba mis horas libres en estudiar. Con esfuerzo, mis amigos y yo hacíamos hueco para tomar café a las 10 e intercambiar batallas, chismes o ¡ey! ideas para la boda de mi amiga K. que será el próximo Septiembre :) (te contaría la guerra que me ha dado buscar acompañante, pero eso en el próximo capítulo). Un día cualquiera esperando a que abriera la biblioteca conocí a Z., una chica que sería mi mejor amiga unos meses más tarde aunque en ese momento ni lo sospechaba. Al llegar Diciembre ya dominaba el whatsapp pero lo único que me preocupaba era cómo iba a afrontar los exámenes de Enero.     
Navidad Dic 2011
Por si lo dudabas pasé una Navidad de perros estudiando en... ¡el Tea! El Tenerife Espacio de las Artes, que hace las veces de museo, biblioteca y sala de estudios 24 horas -muy útil en periodos de vacaciones como las Navidades. Allí fue donde me encontré con gente de mi clase nueva que parecía simpática y de hecho lo eran. Así que un día recogí mi puesto en la mesa de los independientes y me dejé acoger por los que hoy son mis Amigos. Los exámenes fueron un éxito y poder pasar las asignaturas más chungas con Sobresaliente me dieron el subidón de energía que necesitaba y fue entonces cuando decidí mudarme de la biblioteca de la Facultad al Tea indefinidamente. Allí se está muy bien...        
 

Problemas siempre hay; aunque algunas veces son mayores y otras vienen atenuados. Por ahora debo no quejarme de que, lo que complique mi vida, sea la subida de tasas de la universidad o que me hayan denegado la beca de estudios. Eso son minucias y por eso doy las gracias, porque sé que ahí afuera hay verdaderos problemas con mayúsculas que afectan a personas que pudieran no merecerlo. Incluso el que obra mal merece un castigo, pero la enfermedad no es la moneda de cambio de la justicia. Hay rotaciones clínicas que te marcan y la de Oncología Clínica fue una de ellas. No por el hecho de no tener visión profesional, porque en prácticas hay que estar a lo que hay que estar: a miles de kilómetros emocionales de los pacientes. Sino porque, lejos del hospital, aún recuerdo más de un caso que me hace derramar más de una lágrima. Llámame sentimental... yo me llamaré humana. 
Manifestación en Edificio Central de la ULL contra la subida de tasas
Señoras y señores esto se está terminando. Mi cuarti-quinto año de Medicina ha concluido con resultados muy positivos que me llevan a pensar que tomé el camino correcto: independiente pero muy bien acompañada. Qué decir sobre la Medicina aparte de que me parece la carrera más bonita que pueda hacerse, la más costosa, la más dura, la más exigente... todo eso y más, si bien se ve enormemente recompensada cuando le dedicas tu vocación y te entregas a lo que te gusta. Sin duda no fue un error la decisión que me llevó a la decisión de tomar la decisión de estudiar Medicina porque con los años me siento más comprometida. Casi he olvidado los malentendidos pasados con gente aún más pasada. Quizá esta seguridad que siento en el presente es la que me lleva a mirar al frente y a calcular hacia dónde se encamina mi destino sin temor a fallar el blanco. La puerta grande de la Cirugía se abre ante mí como una posibilidad de camino que hasta ahora no había tomado en serio. El tiempo dirá si mi convicción y mis habilidades son lo bastante buenas como para merecerla. 
Día Mundial de la Salud 2012
De momento, este verano parece que vuelvo a pasar de la toalla y el bronceador. 

Una oportunidad que no podía dejar pasar quiere que vaya a Santiago de Compostela a hacer un mes de prácticas clínicas durante el mes de Agosto completo. Sin duda el mejor plan que podría pensar para enlazar con la siguiente etapa de mi vida que sigue siendo predominantemente académica aunque para mí, altamente satisfactoria. Esto entre tú y yo es mi mundo. Es a lo que me dedico y es lo que soy.   

25 marzo 2012

Día Mundial de la Salud

Ayer, sábado 24 de Mar celebramos el DMS en la Plaza del Cristo de La Laguna. 

Estaba despejado, hacía sol y allí estuvimos desde temprano una tropa de estudiantes de Medicina preparados para medir y pesar, preguntar y responder, enseñar y aprender, escuchar y contar...  algunos por primera y otros por enésima vez pero todos igualmente motivados. Sería una pena no dejar constancia en este mi diario personal una breve reseña sobre un sábado diferente; aunque por supuesto, esas historias quedan entre los pacientes y yo.    




21 marzo 2012

Calypso

Queridos lectores, sé que habéis notado una ausencia...
No es que uno quiera esconder lo que está pensando. O sí. 
Nunca fui persona que se guarde más que los secretos ajenos. Y a veces ni eso. Yo soy persona hecha para la comunicación, en ambos sentidos. Por eso, las personas que me conocen saben que, cuando menos hablo, es cuando más tengo qué decir. Pero tal vez por eso de ser una persona reflexiva me lo guardo y lo arrimo a un lado hasta que más tarde puedo volver a darle vueltas al asunto. 

Ni qué decir tiene que las prácticas de medicina (y los exámenes, ya que estamos) limitan mucho el tiempo de musitación y contemplación. También dan mucho en lo que pensar. 

Hay experiencias que te cambian y cambian el modo en que ves tu vida; un mes de prácticas en Oncología resultó ser una de ellas. Y aunque no es mi intención desmenuzar aquí todos los entramados de mis inquietudes durante ese tiempo, sí diré que cada día que miro más de cerca la actividad de los médicos, aumenta el respeto que siento por esta profesión y todos los que con ella están relacionados. Asimismo, no es un misterio que la vida es muy corta, que la salud es lo más importante, que las enfermedades son malas y que el azar sí existe y no conoce sobornos.

En días como los recientes doy gracias porque de pequeña me dieran un balonazo en el patio del colegio y me hicieran lista. De otro modo no estoy segura de que hoy me sintiera tan realizada pues con el tiempo pocas cosas han venido ha completarme por completo. No es que esté insatisfecha del todo. Es simplemente que hay situaciones con las que te identificas más que otras y con las que te sientes mejor, te sientes . Como en mi caso ocurre al tener un volante en las manos, un fonendo en el cuello o al estar en Londres. Entre tú y yo, no quiero pensar qué podría ocurrir si algún día llego a juntar las tres...
Fantasías (eróticas y no eróticas) aparte, espero que en breve el polen del ambiente me haga despertar de este trance apático que estoy pasando. La primavera es demasiado bonita como para no enamorarse de las flores, de ti... ¡de todo!

¡Feliz Miércoles!

28 septiembre 2011

¿Tienes pareja estable?

Paciente mujer de 21 años que consulta por dolor localizado en region lumbar derecha, de larga evolución (2 años), que mejora en reposo y empeora al permancer de pie. Refiere curso episódico con alternancia de periodos asintomáticos. No otros síntomas. No antecedentes relevantes. No alergias medicamentosas. Pruebas complementarias: análisis de orina negativo. Ocupación: estudiante de medicina (4h prácticas - 3h clase - 3h biblioteca diarias en el último año).  

Esta puede ser la historia de una chica cualquiera; una chica como yo. 

Para rematar bien el final de curso, justo antes de irme de vacaciones me empezó un dolor de espalda... ¡mortal! Atribuído a la mala postura de estudio, no le di más importancia pero a pesar de hacer reposo y no coger bolsas pesadas, el dolor empeoraba. Así que fui al médico [el día que un estudiante de medicina (véase yo) va al médico, es que está a punto de morirse]. Esperaba que me mandara "algo para el dolor" y pudiera así por fin descansar pero, por contra, lo que recibí fue el diagnóstico de cólico renal. Susto... Un análisis y muchos litros de agua después me dijeron que el riñón estaba bien pero aún así debía tener arenilla renal por expulsar. El médico me recomendó la solución mágica (cara y sin receta) pero ¡maldición! lo que hizo el dolor no fue sino empeorar así que asomé la bandera blanca de rendición y me arrastré hasta Urgencias.

Allí, cerca del colapso, me dieron una alegría tremenda. No era un cólico renal; mis riñones estaban muy bien. Se trataba de una agudización de la lumbalgia (que no es otra cosa que dolor localizado en la región lumbar) que ya venía padeciendo desde hacía algún tiempo. Lo que sospechaba. Para quedarme más tranquila fui a un masajista que le echó un vistazo a mi espalda; me confirmó que estaba hecha trizas desde hacía bastante tiempo y con un par de ajustes me colocó la columna en su sitio. 

Me siguió doliendo unas semanas más hasta que, poco a poco, se fue aliviando. Ha pasado todo el verano y ahora estoy recuperada. Hoy volví a ver a mi médico para contarle que había estado en Urgencias, (qe había hecho un diagnóstico erróneo) y que quería hacerme un análisis de sangre corriente y moliente. 

Bueno... para empezar esto de que había cometido un error no lo encajó bien del todo. Como verás, me guardé mis comentarios para los paréntesis.

- "¿Lumbalgia?
- Sí, allí me volvieron a repetir el análisis de orina y salía negativo (es decir, normal).
- "Claro, ¿qué te van a decir en Urgencias?
- (Pues, ¿la verdad?) Em...
- "Es que por el dolor que me contaste, no puede ser sólo la lumbalgia. Seguro que tenías algo de arenilla..."
-  (Y dale con la arenilla) Me mandaron otro antiinflamatorio más fuerte.
- "Que viene a ser el mismo que el que te receté yo"
- No, es más fuerte. Y me fue bien, me quitó el dolor.
- "Será algún tipo de... claro, porque ahí ya habías eliminado la arenilla que tenías"

   Le enseño la hoja de Urgencias. 
   La mirá y me la lanza desde el otro lado de la mesa.

- "Bah. ¿Sabes lo peor de la arenilla renal? Que te puede volver a aparecer. Así que te vamos a hacer un seguimiento.... (teclea algo en el ordenador) ... antes de pasar a hacerte pruebas mayores"
- (¿CÓMO?)
- "A ver, ¿cuántos cólicos renales has tenido, entonces?"
-  ... ¿El que usted me dijo?
- "Vale, te voy a pedir cita para que veas a la enfermera tamién y te talle"
- ¿Para qué? (¿hola? ¿y a usted que ca**** le importa mi peso y mi talla? ¡me dolía la espalda!)
- "Cosas que hacemos..."
- ... (¿algún día tendrá sentido todo? ...)
- "¿Tienes pareja estable?"
- (... ya veo que no) Em, no.
- "Bien. Aquí tienes; nos vemos en la próxima cita. Y no dejes de beber mucha agua".

Una de las primeras lecciones que me enseñaron cuando empecé a estudiar las asignaturas de Cirugía, hace ya un par de años, es una gran verdad que se grabó en mi cabeza desde el día que la escuché. Dice: Es normal equivocarse, todos cometemos errores: te equivocas, yo me equivoco. El Jefe de Servicio se equivocará menos que el Residente pero también tendrá errores. No pasa nada. Pero reconócelo. Ocultarlo sólo te hará perder tiempo y ganar problemas. Por esta razón no entiendo que haya aún personas que se dejen llevar por su cabezonería y la disfracen de experiencia tratando de tapar todos los errores que quedaron entre el tú y el yo. No, no, no...

Al menos tengo un par de semanas antes de que visite a la enfermera y ponga en mi historia clínica "gorda y soltera", ¡jajaja!

 ¡Feliz miércoles! 
 
 

26 julio 2011

Alegato final

       Querido amigo, no quiero partir de vacaciones sin antes revolver un poco las memorias y esbozarte en estilo predeterminado los trazos del curso que acaba de terminar. Cualquier excusa es buena para invocar al pasado y ésta no es menos.  

Para aquellos que no me conozcan diré que soy un alma cavilante, viajera sempiterna y divertida extravagante que corretea de forma improvisada por la vida recogiendo flores y comiendo chocolate. Mi color favorito es el verde azulado (que es verde) y aunque esto te parezca irrelevante, para mí es importante. Creo en el amor a primera vista, en el destino y alguna bobería más. Este septiembre empezaré mi 5º año en la Facultad de Medicina y eso es mucho más lejos de lo que nunca pensé llegar. Tengo mi habitación repleta de fotografías; me gusta levantar la vista de mi mesa de estudio y creer que puedo revivir todos esos buenos momentos con amigos y familia, incluso con aquellos que ya no están conmigo. Hablo demasiado y escribo mucho más. Mi más preciado tesoro es esa pizca de felicidad que conservo en el bolsillo y mi mayor secreto... lo tendrás que descubrir tú. 

Cuando empezó el curso el septiembre pasado mi reloj biológico interno aún estaba lidiando con el jet-lag. Acababa de regresar de Londres, donde la hora es la misma pero todo lo demás... es completamente diferente a lo que yo conocía. Sin pensármelo demasiado me puse manos a la obra con lo que me esperaba: interminables horas de prácticas, estudio y trabajo duro non-stop. Pronto me percaté de que las reglas del juego habían cambiado; este curso no iba a bastar con 2 cafés de madrugada ni 2 domingos en la biblioteca. Tropiezos, tropiezos, tropiezos. Me gustaría decirte que ha habido una parte buena en todo ello pero no sería verdad. 

Aunque, por otro lado, debo decir que me sorprendió encontrarme en buena compañía en mi camino por el calendario. Sin querer pero queriendo hice nuevos amigos y rescaté algunos perdidos que lloraron y rieron conmigo. Juntos convertimos cada obstáculo en otra nueva aventura. Y lo seguiremos haciendo, porque aún quedan escollos y para eso están los amigos. Aquí al lado o más lejos, ellos sin saberlo forman piezas del puzzle de mi familia. 

Practicando practiqué que practicaba. Y con mi nuevo fonendo a mano recorrí los pasillos del hospital conociendo cientos de historias, aplicándome al máximo en cada planta, descubriendo cada departamento. Mientras, me dejaba sorprender por la cara más frágil, más severa y más tierna de la medicina.   

Pasé el curso esperando -escéptica, con una mano a la cintura y mirando el reloj- un cambio, un giro, un algo inesperado que me echara una mano (pero no al cuello) y a medida que pasaba el ecuador del año, veía también pasar las oportunidades ante mí sin ser capaz de estirar la mano para atraparlas. ¿Qué me pasaba?  Estaba muda de reacciones. Mientras yo me debatía con mi inseguridad, otros compañeros tomaban atajos (equivocados, pero al fin y al cabo: atajos). Y con el mal sabor de boca que dejan los sinsabores de la competitividad y el nepotismo no tuve más remedio que continuar jugando mis cartas hasta el final.

Un día, una voz amiga tuvo la insensata idea de decirme que publicara lo que escribiera. Con mis dudas empecé a compartir contigo algo más que un momento para café, alguna confesión y un aburrido parloteo sobre mí. En susurros te diré que escribo para que no se me olvide; para que me sobrevivan un día mis palabras y por el absurdo convencimiento de que alguien pueda no encontrarse solo al leer mis pensamientos: aquellos con los que reí, lloré o me enamoré... ¡con todos ellos!

Pero la recta final del curso no fue para nada igual a ningún otro año. La despiadada amenaza de la enfermedad sobre una persona querida y la sombra de problemas sobre la familia se sintieron como dardos directos al corazón. Dolió mucho. Y duele aún la herida reciente que ha de cicatrizar bajo las delicadas suturas del tiempo. Antes miraba atrás y cruzaba los dedos esperando haber madurado (aunque fuera un año); ahora me gustaría poder cambiar este corazón que me pesa como 28 años y canjearlo por algo de genuina inocencia. 

¿Y qué me espera ahora? Una playa de arena negra, noches de pub, una maleta por hacer y un mundo  entre tú y yo para compartir.