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25 mayo 2019

El gran reto del #365

Parece que está de moda retarse en las redes sociales. 
Hay quienes tienen como reto petar las redes con fake fotos suyas y otros,  directamente, se retan a sí mismo. 
No te creas que soy muy fan de tener la cabeza ocupada con hacer algo, que suele ser siempre lo mismo, cada día del año por decir... ¿qué? ¿lo logré? Tonterías. Muchos deciden iniciarlo el día de Año Nuevo aunque la mayoría no creo que esté en condiciones para empezar nada ese día. La verdad es que al principio de cualquier mes sólo me interesan dos cuestiones: cuántas guardias voy a tener y cuántos días faltan para vacaciones. Y dicho esto, te contaré una cosa. 

El mes de Octubre pasado estuve en Londres y entre tanta cosa bonita que había para comprar y yo, decidí traerme una agenda, que más bien parecía un libro de tapa dura. Es que era preciosa. Me la traje para casa con la idea de usarla de lo que era: una agenda (la tercera o cuarta agenda ya). Pero me dio pena en aquel momento empezarla así que la guardé y ahí quedó hasta que me acordé de ella... el día de Año Nuevo.

Me planteé entonces, como reto, algo asequible para mí: escribir, al menos, una frase al día. Eso podía conseguirlo. Y vaya si lo conseguí. Ya vamos a entrar en el mes de Junio y parece que llevo medio libro escrito. Mi sueño: escribir un libro y que además ya esté encuadernado. De repende un día, al pasar algunas páginas para detrás, me sorprendí a mí misma con todo lo que había para contar y digo yo, ¿qué mejor que releerse a uno mismo?

Así me he dado cuenta de lo que eran miedos infundados, preocupaciones que ya son historia, de esos pequeños errores y de lo mágico que fue hacer las paces a tiempo, de grandes sorpresas y sobre todo me he dado cuenta de que el gran libro de la vida sólo se puede escribir hacia delante pero siempre vale la pena echar un ojo a lo que hay detrás.

¡Feliz fin de semana!

09 junio 2015

MI PRIMERA GUARDIA

... ¿hace falta decir más? 
Esta es la entrada que estabas esperando entre tú y yo (y lo sabes). Después de papeles, presentaciones, cursos y más historias, había llegado el momento de enfrentarme a mi primera guardia de Urgencias para la que, además, me habían asignado en triaje ("puerta"). No quiero decir "tampoco fue para tanto" porque la primera vez que tienes a un paciente que es tuyo delante, se te ponen los pelos de punta. Los nervios no te los quita nadie. Pero es parte de la experiencia personal de tu primera guardia y creo que esas sensaciones son lo más bonito de todo esto y lo mejor de nuestra profesión. Te adelanto que ha sido una guardia... ¡fantástica! :)

15.00 hrs Nos dijeron que a esta hora teníamos que estar ya al pie del cañón en puerta y así lo hicimos mi compañero y yo. Nos presentamos al adjunto que estaba en el primer box de triaje y que tenía una hermosa ristra de pacientes por ver. No lo entiendo, nos habían dicho que estas semanas estaban siendo casi una luna de miel y que estaban viniendo pocos pacientes a Urgencias. Por algún motivo parece que esa tarde de lunes había bastante gente. Al ser la primera vez que estaba allí, esperaba ver algunos pacientes con el adjunto, quedarme con la tónica de trabajo y luego continuar yo sola. Pero al entrar en la consulta lo que nos dijo fue: "Hola, ah sí, residentes... bueno las historias se ponen todas aquí, las van cogiendo y se va cada uno a un box. No pidan muchas pruebas de laboratorio salvo las necesarias porque tal como está el patio, van a tardar bastante."
15.05 hrs Salí a la sala, llamé a mi primer paciente y entró a la consulta. ¡Manos a la obra! ¿Tenía miedo? No. ¿Pánico? Totalmente. Pero siempre hay un primero; luego, un segundo, un tercero y cuando pasas del quinto empiezas a sistematizar mejor porque en tu cerebro se va integrando el método a seguir. Si usas la lógica y pides las pruebas de forma razonada, al final el método funciona. 
19.30 hrs Me dio por mirar el reloj para tomarle el pulso a un paciente y vi que habían pasado 4 horas. A estas alturas había perdido completamente la orientación paciente-temporal. Según el adjunto en lo que llevábamos de tarde habían venido unos 120 pacientes. Hubo un instante en que entraba ¡un paciente por minuto! Al parecer conmigo se había terminado la luna de miel y estaban viniendo como locos. Por favor, ¡que alguien cierre la puerta! :P
21.20 hrs A esas alturas de la tarde ya había mirado pupilas hasta hartarme, me había tocado hacer un par de exploraciones neurológicas completísimas, un par de tinciones de fluoresceína a pacientes que venían por problemas en los ojos, hasta un tacto rectal, un puñado de otoscopias, una rinoscopia anterior bien apañada y tantas auscultaciones que estaba por dejarme el fonendo colgando de las orejas. No sé tú pero yo di por aprovechadísima la tarde. Al dar el alta a mi último paciente sucedió algo extraño: fui a buscar una nueva historia clínica para ver a otro paciente y... ¡no había! Le pregunto al adjunto: "¿no hay pacientes?" y me responde: "¿qué quieres?, ¿más?" XD  Me comentó que al parecer en Trauma estaban los compañeros dándolo todo y fuimos al rescate.  
22.00 hrs Mi compañero subió de cenar y fue mi turno, bajé a la cafetería fantasma donde unos pocos tomaban su cena tardía. Puse mi móvil al 3% de batería a cargar y al volver al servicio fue como ir con el piloto automático. No tenía sueño, ni me pesaban los ojos, sólo quería buscar alguna actividad con la que mantenerme activa. 
00.18 hrs Metí unas galletas de chocolate derretidas en el congelador del office. 
00.38 hrs Fui a buscar las galletas al congelador. Estaban aceptables... 
01.15 hrs Empecé a echarles un vistazo a los protocolos de Urgencias... Me miré la saturación de Oxígeno con un pulsioxímetro que había por ahí... Me miré en el espejo del baño y me puse algo más de corrector de ojeras... 
01.30 hrs Llegó un paciente y se fue. Vino otro, dos más le siguieron. Algunos pacientes necesitaban hacerse radiografías, aprendí a mirarlas en el programa informático. Diagnostiqué mi primer cólico renal yo solita (ya sé que no es nada raro pero yo me sentí muy orgullosa de mí misma al saber cómo actuar sin que nadie me lo dijera).
02.15 hrs Partimos la guardia y la mitad de los residentes se fueron a dormir un par de horas y la otra mitad nos quedamos. Tuve que despertar al residente de cirugía. Desde aquí le envío un saludo: sí, te llamé yo, espero que no me odies. Creo que no le dije mi nombre, sólo desde donde lo llamaba y un buen rato después de que atendiera al paciente y todo lo vi indagando por ahí, preguntando a otras residentes si había sido alguna de ellas la que lo había despertado. No me manifesté. 
03.55 hrs No había mucho movimiento, a lo lejos los resis que estaban asignados en otras áreas hablaban sentados en una camilla vacía en el pasillo. Yo me quedé con la silla cómoda que había en Trauma y me puse a hablar con al enfermera S. que estaba allí, y que era más o menos de mi edad: al principio de medicina, de atención primaria, luego del gimnasio, de Santiago de Compostela, de las comidas que engordan... 
04.45 hrs ¡Hora del break! Como éramos 5 residentes, tuvimos que buscar un colchón extra y subirlo a la habitación de descanso. Hicimos una mini acampada. Pensé que me costaría coger el sueño pero según me metí en la cama (sí, una de esas camas de pacientes viejas con sábanas de hospital), mi cerebro se apagó y no recuerdo nada hasta que sonaron los despertadores a las 07.30 hrs. Me desperté como si hubiera echo una maratón. Esta vez no me miré en el espejo del baño sino que me volví a poner la bata y todos los artilugios encima y me comí el pan seco de la cena. 
07.35 hrs Urgencias seguía donde la había dejado, sin gran alboroto ni movimiento. Aún era temprano...
08.30 hrs Sesión clínica
09.30 hrs Desayuno. Ahora sí que la cafetería estaba en plena actividad. Los residentes de especialidades iban a una sesión y yo me tomé un café con un croissant que me supo a gloria. Estaba tan absorta en el café que no me daba cuenta de la gente que pasaba a mi lado. Sólo sé que tenía hambre y que estaba satisfecha con la guardia. Estaba cansada pero aún me quedaban energías para más. Charlando con una compañera de otra especialidad me dijo: "¿tú eras de familia no?". Le dije que sí y me respondió "es que se te nota". Este comentario me hizo mucha gracia y quise saber por qué. Me dijo que era porque siempre estaba feliz y sonriente, que tenía un brillo en los ojos y que se veía que disfrutaba escuchando y ayudando a la gente. Me gustó que aún después de 24 horas de trabajo, fuera capaz de transmitir eso a los demás y con esta maravillosa sensación me fui a casa a descansar.  

Después de la experiencia, aquí les dejo mis CONSEJOS PRACTICOS para enfrentarse a las guardias de puerta en Urgencias: 
  • Asegurarse de tener algo de comida que echarse c/8 hrs. (aunque sea un pan reseco que te sobró del almuerzo). 
  • Llevar un calzado cómodo, fundamental.
  • Tener a mano siempre una botella de agua (y ponerle tu nombre). 
  • Si eres una persona calurosa olvídate de las dobles capas de ropa (p. ej. llevar camiseta debajo de la blusa del pijama) que sólo sirven para hacerte sudar. De las rebecas ni hablemos. Y además, contar con un buen desodorante. 
  • ImprescindiblesTener algo donde anotar, cable o cargador del móvil, linterna (y si tienes luz azul, es un plus), saber dónde están los depresores linguales y conos del otoscopio, Vademecum y sobre todo conocer con qué equipo de enfermería y qué adjunto te ha tocado esa guardia y tenerlos ubicados (a ser posible llevarte bien con todos, no molestar en los momentos de descanso ni hacer las cosas por tu cuenta sin contar con ellos). 

28 abril 2013

Punto y seguido

Es difícil abrirse a una hoja en blanco. No sabes qué forma podrás darle a esa hoja y mucho menos, pensar qué puedes esperar de ella. El escritor de notas es el mártir de las palabras mundanas, sólo escribe lo que lleva en el bolsillo y pocas veces, eso le reporta algún beneficio. Entonces, ¿para qué escribir? Porque hay muchos tipos de personas en el mundo y algunos decidimos exprimir nuestra imaginación a cambio de unas frases que pueden decir quién somos, o no. Incluso aunque esas palabras nos definan hoy, no es seguro que puedan hacerlo más adelante. Estamos en constante cambio. Nos adaptamos al mundo que existe entre tú y yo. Vemos lo que los demás aunque, lo que pensamos se escribe automáticamente en una hoja en blanco. Unas veces nos gusta exhibirlo; otras, mejor no mostrarlo. No esperamos que nos entiendan pero, ¿quién pretende semejante despropósito? Somos el amigo sin invitación, la puerta sin cerrojo, la voz anónima de la calle. Nadie nos mandó llamar, pero aquí estamos, ocupando hojas en blanco y llenando espacios con garabatos de palabras.

23 julio 2012

Mi Momento

Respondiendo a la invitación formulada desde El Paciente y Tú, me gustaría compartir entre tú y yo, cómo sería mi Momento. Ese poderoso momento que me hace sentir bien, segura e iluminada.

Seguramente te sorprenderás al saber que no hace falta viajar largas distancias para encontrarlo, puesto que mi lugar de reflexión es el mismo que mi lugar de trabajo. Sí, ese rincón único de mi mundo donde se concentra cada detalle escogido sólo por mí y que -todos juntos, se mezclan con cierto color o fragancia, fotos con caras felices, libros abiertos en páginas aleatorias, recortes de revistas, mis joyas, pinceles para acuarelas que no tengo, bolígrafos de todo tipo, mi pintalabios favorito, conchas de mar, una agenda de contactos sin contactos, mis gafas de leer, botes de lápices que hacen de florero, una vela que nunca he usado, sombrillitas de papel y postales de recuerdo en el borde del espejo; mi mesa de escritorio es mi Universo. Pero todo ello no basta para completar el cuadro de mi Momento. Sin duda lo único que podría convertir lo ordinario en especial es la luz. Pero no una cualquiera, sino una auténtica luz mañanera primaveral. Superlativa es la mañana en que me encuentro trabajando en mi mesa y a través de la ventana se cuela una brisa fresca, leve, casi etérea, que trae consigo la iluminación, algo del lejano ruido mundano y total inspiración. 
Mi desconsuelo y mi pena es que sólo ocurre en ciertas ocasiones cuando -arbitrariamente y para mi gracia, Naturaleza y Destino confabulan para traerme una idea brillante. Pero cuando ese precioso Momento se da, siempre es digno de embotellar para poder volver a él siempre que quiera.  

17 junio 2012

Cosas de domingos

Tengo un amigo que odia los domingos (desde mi escritorio le envío un saludo a D.). Pero qué sería de una semana sin un día de descanso para levantarte tarde, comer cualquier cosa o reunir a la familia (¡Dios me libre!), ir al parque a la playa y pasar el día fuera o sin salir, acompañado de amigos o de un buen libro. En definitiva pasar el día contigo mismo. Sin uniformes, sin roles... mismo. Supongo que una persona muy activa rechaza la pasividad de los domingos pero es bueno a veces olvidar el reloj en casa y abstraerse pensando en nada, caminar hacia cualquier lugar y dejarse llevar por... lo que sea. Al menos así es como lo veo yo

¡Feliz Domingo!
Hyde Park, Londres

24 noviembre 2011

Un trueque justo

Hoy me gustaría contarte una de las historietas de cole que mi hermana V. me contó hace unos días.
El colegio de mis hermanas (que es el mismo al que fui yo) es privado, o medio concertado... bueno, lo que sea. El caso es que hay que pagar una cuota trimestral de material. De esta manera los padres pagan y los niños pueden pedir semanalmente lo que necesiten: bolígrafos, lápices, hojas de recambio y así. El procedimiento es siempre el mismo: el tutor de la clase se encarga de hacer una lista de pedido cada viernes y se entrega en la secretaría; luego, el lunes, cada clase recibe una caja con todo aquello que necesita. Claro que esto no siempre es tan bonito en la práctica como en la teoría. En la práctica puede que pidas 20 bolis azules y te den 10 cartulinas de colores o, como ocurrió en esta historia: nunca lleguen los bolis. En este último caso (de que no llegue el material) cada uno tiene que usar sus recursos durante toda la semana hasta el siguiente viernes y eso puede significar desde quitarle un boli a un hermano a encontrar uno casualmente en el patio o en el estuche del compañero. En caso de que la siguiente semana tampoco lleguen los bolis... Mejor no vamos a ponernos en ese supuesto. 

Lo que ocurrió era lo que ya seguramente sospechas: la clase de mi hermana se quedó sin bolis. Ahí tenían la excusa perfecta para no hacer ejercicios esa semana. Un profesor con más experiencia no se hubiera inmutado ante la falta del material y los chicos hubieran tenido que pillar un boli de alguna parte durante esa semana. Pero el profesor de mi hermana es nuevo (=inexperto, ingenuo). Y lo que hizo fue decirle a la clase ¡que les iba a conseguir bolígrafos a todos! y el gasto lo iba a sufragar él mismo.

Bolígrafo BiC cristal = 0'18 € x 50 unidades = 9 €

Bueno, está claro que no se dejó el sueldo... y esto calculado por lo alto. Pero lo más importante es que cumplió su palabra y al día siguiente apareció en clase con bolis para todos. Problema solucionado. Finalmente dijo que no mencionaran nada a otros profesores (y que le quedaban bolis de sobra por si alguien necesitaba más). Entre tú y yo, a lo mejor no era tan ingenuo: unos euros y consiguió meterse en el bote a todos... el profe nuevo pasó a ser ¡el héroe de los bolis Bic!

Lo que a mí me pareció más "¿eing?" fue lo que pasó a continuación. Incluso antes de que el héroe de los bolis hubiese tenido tiempo de actuar, V. uno de los chicos de la clase dijo en un grupito de gente: "chos, este profe sí que es bueno; vamos a poner 10 € cada uno y le compramos un iPad". El grupo de gente que lo escuchó dijo que ¡ni hablar! (=sensatos) mientras él siguió diciendo que iba a poner los 10 € (=bobo, necio, tonto, memo, idiota, alelado, ignorante, lelo, simplón, bobalicón, burro, mentecato, ñoño, tarugo, zopenco). A lo mejor tiene algo que ver en mi opinión el saber que la hermana mayor de V. fue compañera mía de colegio y no me caía bien. Pero a ver...

300-400 €
¿Un iPad? ¿en serio? Con ese dinero da para comprar muchos bolis ¡incluso tipp-ex!