26 junio 2013

¡No tires el lápiz!

Mi hermana E. fue mi primera "hermanita pequeña" y la razón por la que pasé de ser una persona con rol estándar a hermana mayor. Ese momento se mantuvo en piloto automático durante algunos años hasta el punto de terminar apadrinando a mis amigos. Actualmente esto no es así porque he trabajado mucho en construir una barrera china entre familia y amigos. No son lo mismo. Hay excepciones claro está, en que una persona llega a ser tan cercana a ti que puedes considerarla como parte de tu familia. Pero eso, son excepciones. Por mis experiencias he aprendido que nada ata a un amigo contigo; esto en cambio sí ocurre en la familia. Por muy malo que sea lo que ocurra entre tu familia y tú, ellos están inscritos a ese vínculo primitivo de las familias. Podría romperse claro, pero yo trabajo muy duro para que no sea así. Los amigos, si se quieren ir, no tienen reparo en marcharse.

Todo esto no venía al caso, pero al menos te acerca un poco más a lo que opino de la familia en general. Lo que quería contarte es que yo recuerdo momentos puntuales de la vida de mi hermana E. por ser la primera vez que las hacía como cuando la bañaba, cuando guardaba todos sus juguetes, gateaba con ella, la ayudaba a comer o cuando la veía hacer las tareas de mates con mi madre. Recuerdo que mi hermana E. tenía la manía de tirar el lápiz al suelo cada vez que le tocaba hacer un ejercicio difícil. Claro, al tirarlo se le rompía la punta y más aún, la mina dentro del lápiz con lo cual, por mucho que lo afiláramos, terminaba por no poderse escribir con él. Era muy lista... Mi madre iba a buscar otro lápiz y ella salía corriendo. Hoy pensé en esto y me pareció razonable aconsejarte que, a menos que tengas una estrategia de escape, ¡no tires nunca el lápiz!   

Con mi hermana E. (1997)

24 junio 2013

Dolor, benzodiacepinas y yoga


Sí, amigos. He vuelto a tener otra crisis de dolor lumbar. La última fuerte fue hace dos años, también por esta época del curso -fin de exámenes. No quiero acordarme de aquello; mi médico de cabecera pensó que me estaba dando un cólico nefrítico y no me hizo la receta apropiada. Esta vez no ha sido tan dramático. Empezó la última semana de exámenes ese dolor lumbar típico: localizado en parte baja de la espalda, siempre me aparece por la derecha, que se alivia sólo cuando relajo la posición, mientras, es un dolor quemante, como si me atravesara una barra de metal (o una espada, tipo "Juego de Tronos"). Tomo antiinflamatorios y hace el mismo efecto que el agua de lechuga, nada. (Lo siento por los que creen en el poder de dicha infusión). Aún me quedaban dos exámenes por hacer y no pensé en llamar al fisioterapeuta en aquel momento. Decidí aguantar. Error. 

Por qué fue un error: porque el dolor fue a más, mucho más. De tal modo que a la semana y media, cuando hice mis dos pruebas finales, me dolía en cualquier posición, no podía dormir ni toser ni reír. Así que como buena estudiante de medicina, me automediqué. Fui al cajón donde guardamos los medicamentos en mi casa y revolví a ver qué era lo más fuerte que encontraba. Ah, se hizo la luz. Encontré las benzodiacepinas que me recetaron la última vez cuando acudí casi desfallecida a Urgencias. Quedaban pastillas en la caja y por suerte no estaban caducadas. Era fin de semana y casi no podía ni caminar, pero tenía que esperar al lunes para poder ir al fisioterapeuta. 

Lunes, bendito lunes. Dejé un mensaje a primera hora en el contestador de mi salvador. A lo largo de la mañana me llamó y me dio cita para esa misma tarde. ¡Aleluya! L. es un gran profesional. La vez anterior ya había dejado mi columna destrozada en sus manos y había hecho magia con ella. No sé qué haría esta vez. Al entrar por la consulta y ver mi cara dijo: "¿te duele mucho la espalda otra vez no? se te nota en la cara". Yo junté las manos y recé a dios dándole las gracias por haber creado a los profesionales de cualquier especialidad o campo. Y a la acupuntura. Pero sobre todo a las manos de ese hombre que, durante la hora siguiente, me colocaron la espalda -vértebra a vértebra, en su sitio. Todavía me dolía al salir del consultorio, y al día siguiente también. A los dos días, el dolor había desaparecido por completo y ahora estoy como nueva. 

Le pregunté en esta ocasión a mi salvador, qué tipo de actividad podía realizar para ayudarme con el dolor cuando lo tuviera. Me recomendó el Yoga. Y yo pensando, ¿eso no es meditación? Pues sí, más o menos. Resumiendo sería como reflexología y estiramientos. Bueno, pinta bien; y parece más barata de lo que me estafarían entre la psicoterapia y la medicación juntos de seguir con ese dolor, así que no me importa probarlo. Claro que una cosa es el Yoga y otra la que Yo-haga. Digamos que lo intento y dejémoslo ahí, ¡jajaja!

22 junio 2013

Con el agua hasta el cuello

Estos días, amigos y amigas muy cercanos y queridos míos están estudiando para exámenes finales, muy exigentes y vitales para la conclusión de sus Grados. Soy consciente de que no todos están de vacaciones aún entre tú y yo, y que cada universidad termina cuando le viene en gana. Por esto me gustaría enviarles desde este pequeño rincón, un poco de luz y un abrazo enorme a todos. Ojalá la empatía fuera más práctica y pudiera echar una mano real a la carga que tienen ellos en estos momentos pues así, yo también me he visto -agonizando. Lo que queda es coger el tiempo por el cuello y ¡un último empujón, amigos!

Verano 2012 - Santiago de Compostela (desde la izq: Lily, yo)

Esperando el último acta

El acta de notas, claro. Fue el miércoles pasado. 
Puedo decir con gran placer y satisfacción que todas las asignaturas de la carrera están oficialmente aprobadas y superadas con buenas notas. Así que ¡adiós, comisión de apuntes! ¡adiós, fotocopiadora! ¡adiós temas de 24 páginas con cuadros borrosos en blanco y negro! Seis años me ha llevado, completar estos 5 cursos teóricos. Así que, ya iba siendo hora...  Por eso me asustó un poco cuando, dos días después de la publicación de las actas, recibí un correo de un profesor con asunto: "Error". Uff, el corazón se me desmayó. Para colmo, fue uno de esos momentos en los que el portátil decide ponerse a actualizarse y no camina ni para delante y para detrás. Cuando por fin pude leer el correo... alivio. Se les había olvidado contar unas décimas en una de las asignaturas así que pasé de tener un ajustado 6'9 a un feliz 7 con unos escasos decimales. ¡Bien! A quién le molesta recibir noticias así. Todo zanjado y ahora, amarrado, esperando que llegue el día de hacer mi última matrícula en esa secretaría mohosa de la Facultad de Medicina de la ULL. 

En el fondo, tú y yo sabemos que aún me queda el sexto curso de Medicina, que no va a estar libre de pruebas prácticas, escritas, orales, difíciles o más sencillitas. Además a eso hay que sumarle que estaré preparando el MIR al mismo tiempo. Pero yo soy de las que cree que si no tienes algo de lo que preocuparte, no tienes nada por lo que alegrarte.

FINAL DE 1er CURSO - JULIO 2008 (desde la izq: Miri, Ale, yo, Patri, Isa C. e Isa F.)

21 junio 2013

... . .- .-.. . ...

Estoy por jurar, que el 99'9% de nuestros problemas con otras personas se basa en malinterpretaciones de señales, externas u omitidas.
Constantemente me sobrevienen situaciones en las que tengo que lidiar con el conocido "¿tú qué crees?" o "¿qué te parece?". Ser directo es una habilidad de pocos. Guardar las apariencias está ampliamente aceptado como método para prolongar amistades, relaciones y/o demás interacciones entre simples mortales (humanos, perros). El problema es que a nadie le gusta que jueguen con sus sentimientos y por dentro, en realidad todos pensamos "oye, si tienes algún problema conmigo, prefiero que me lo digas a la cara". No nos gusta tener que adivinar y cazar indirectas es un deporte aburrido. Digamos -por decir, que de todos los casos posibles, la mitad prefiere archivar, olvidar y seguir; la otra mitad no tiene esta capacidad y se enfrentará a la situación o de lo contrario, moriría de angustia antes de tener que seguir tragando guardando. Quién te parece que resolverá antes su conflicto. No está claro. Lo mejor es ser pragmáticos y actuar acorde a las señales.

Pero maldit... Nadie lleva escrito en la frente cómo se siente y confiamos en lo que creemos que sabemos e intuimos sobre esa persona para dirigir nuestra táctica. Entre parejas, las señales se convierten en un lenguaje secreto. Te dicen qué, te dicen cómo, te dicen cuándo. Te dicen tanto. Y es muy bonito pensar que cuanto más conoces a una persona, más fácilmente llegas a aprender su idioma. La catástrofe empieza cuando la A (de amor) que dices, se convierte en la B (de berenjena) que él entiende. 

Por esto mismo, me jacto de ser pro-directa y libro abierto. En ambos sentidos leo en los demás y me gusta que los demás vean en mí, lo que cada situación me hace sentir. Así he acabado siendo un torbellino de emociones, las tuyas y las mías, juntas recorriendo las vías sensoriales que me arrastran a la locura. Si tienes que decir algo, sólo dilo; pero no dejes que las señales te engañen si aún necesitas libro de instrucciones para saber cómo funciono.    

TÍTULO DEL POST: "Señales" escrito en código Morse. 
Encuentra abreviaturas, signos, traductor y más aquí. 

20 junio 2013

Deb's choco-brownie

Estos días por fin, he podido sentarme y buscar en la web, la receta de brownie que llevaba tiempo deseando aprender. No suelo cocinar para mí porque vivo con mis padres y eso incluye pensión completa. Aún así, una tiene que conocer ciertas técnicas de supervivencia como por ejemplo: saber preparar brownie de chocolate. Eso es justamente lo que he hecho hoy. 

Miré en múltiples enlaces y finalmente opté por la receta más british y esa es la de Jamie Oliver, bien conocido por sus dotes culinarias. Compré los ingredientes que no tenía y esta misma mañana me puse manos a la masa. Modifiqué algunas cosillas de la receta original porque no tenía forma de medir 65 gr de harina, pero sí 75 gr así que redondeé las cantidades. Allá vamos...

 INGREDIENTES                                                                                                                                           
  • 200 gr chocolate negro (70% cacao)
  • 250 gr mantequilla sin sal
  • 4 huevos
  • 75 gr cacao en polvo
  • 75 gr harina
  • 1 cucharilla de levadura
  • 200 gr azúcar (en vez de 350 gr como ponía porque el cacao en polvo venía con azúcar)
  • opcional: 150 gr nueces, avellanas o frutos secos
  PASO A PASO                                                                                                                                      

Lo primero fue poner a precalentar el horno a 200ºC. Luego, puse la tableta de chocolate negro troceada y toda la mantequilla juntas en un recipiente pequeño y al microondas durante 1 min. No fue suficiente, así que tuve que dejarla unos segundos más hasta que el chocolate quedó totalmente líquido. Lo saqué y revolví hasta que quedó una mezcla homogénea. 
Por otro lado, metí en un recipiente más grande la harina, la levadura, el cacao en polvo y el azúcar. Mezclé para unificarlo todo. Le añadí la mezcla de mantequilla y chocolate que había salido del microondas. Casi me dejo la mano removiendo, quedó una masa bastante pastosa. Entonces fui añadiendo los huevos, uno a uno, a la mezcla. Cuando fue totalmente homogéneo, le puse unos trozos de chocolate negro que me habían sobrado, previamente picados en pequeñas trazas. 
Lo extendí en un molde especial anti-pegue anti-novatos, y se fue directamente al horno. Tiempo = 15-25 min. Temperatura = 150-200ºC dependiendo del horno. Podía haberle puesto nueces (que me encantan) o avellanas pero como es la primera vez que lo hacía, creí que mejor mantener las espontaneidades a raya. Te recomiendo que mires bien el tiempo porque el horno de mi casa es viejito y a los 20 min. ya estaba empezando a quemar la capa de debajo. Así que lo sacamos rápidamente y ¡se salvó el postre de hoy, jajaja! 
Lo quitamos del molde y lo pusimos en un plato redondo en la nevera. Ahí está esperando que sea la hora de comerrr... Obviamente todavía no tengo foto de ese suculento momento, pero la habrá esta tarde. El brownie es un postre que se sirve caliente, así que hay que tener en cuenta dos cositas: 1) que antes de comerlo habrá que calentarlo porque frío no sabe igual y 2) que lo ideal es acompañarlo de algo que le contraste tanto en temperatura como en sabor; para eso puede ser útil la nata o helado de vainilla. Yo he sido previsora y como me encanta la vainilla, me compré un helado ayerrr. No veo el momento de que caiga ese brownie entre tú y yo...

Y estas son las magnífcas fotos. Magníficas, por lo bueno que estaba el brownie, quedó con la consistencia exacta que debe tener un brownie, compacta y no seca. Los trozos de chocolate por dentro le dieron el toque perfecto. 


Si te gusta el chocolate, ¡pruébalo!
Te va a encantar, ¡Feliz Jueves! C:

19 junio 2013

Sr. Patata

Existen personas de toda clase y condición. No dirás que hay una idéntica a otra y sin embargo, hay patrones que se repiten y condiciones que subyacen -comunes, entre varios sujetos. 
Últimamente, con esto de estar de vacaciones y desparramar tiempo libre por todos lados, me ha dado por etiquetar a algunos de mis sujetos. Esto ocurre por ejemplo, con el que yo llamo Sr. Patata. Me refiero a ese muñeco relleno de tierra, al que le crece pelo si lo pones en agua. Claro que esto te lo cuento por lo que hay entre tú y yo, sin pretender juzgar lo que opino porque yo soy la primera que defiende que debemos ser lo que somos. Parece haber palabras diseñadas para esta clase de personas: conformista, estancado, dúctil. Pocas cosas les sorprenden y aquello que lo consigue, sólo alcanza arrancar un amago de reacción. Circunspecto, comedido, inamovible. Son personas que esperan, eternamente, a que algo les suceda. Prefieren ser dirigidos a dirigirse. Trazan sus planes siempre hacia sitios que tienen al alcance de la vista. Voz pasiva, asiento de pasajero, viajes cortos. Llevan pocos adornos. No leen; ni libros ni las señales que puedas darles. Gentil, tierno, manifiesto. No ama porque el Amor implica desbordarse y este tipo de persona no sabe cómo desprenderse de sus límites, que lo definen. Seguro que conoces a alguien así, ¿no?.

15 junio 2013

Little revenge


¿Sabes qué tiene de bueno que te la jueguen?
Tener una excusa para que te las cobres. 
Mira que yo no soy amiga de guardar rencores (¡no, qué va!). Vale sí, supongo que lo normal. No, más de lo normal. Me cuesta admitir que me engañaron y cuando ocurre, no puedo mantener el desengaño más que un momento. Pocas veces pienso en vengarme y más raramente tengo ocasión para ello. Pero cuando las cosas cuadran entre tú y yo, no puedo resistirme. Seguro que no adivinas que fue lo que paso el otro día, resulta que... Espera, no no, mejor no alimentar a las bestias que tengo a mi alrededor con historias públicas que hagan volar más cuchillos (hacia mí).

14 junio 2013

High Five! (2013)

Pensando que no saldría a la primera, lo conseguí. Terminé todas las asignaturas teóricas de la carrera y por delante me quedan un hermoso sexto curso con rotatorio de prácticas durante 9 meses y el proyecto de fin de grado. Con algo de suspicacia y mucho trabajo, el próximo año por estas fechas podré decir "soy médico". Y lo siguiente será, "MIR: sálvese quien pueda". Apabullada por todo lo catastrófico y estupendo que queda por venir sólo puedo decir que Sexto va a ser un gran año.

Se me han olvidado muchas cosas de cuando era pequeña. Otras las recuerdo en esencia y son sólo unas pocas las que tengo más claras en mi memoria. Tanta energía invertida en vivir cada momento para luego, apenas recordar un garabato. Siempre quedan los momentos importantes, cuando un chico te pide salir, tu graduación, los exámenes más duros ("fallo de medro" ejem) o en los que te metiste un gol... pero lo demás se acumula entre la nada y se lo bebe el tiempo. Es así con lo más antiguo y con lo más reciente. Pregúntame ahora, cuántos exámenes he hecho en estos años de medicina, cuántas fiestas, cuántos días malos, qué marcó los días buenos... Pf, imposible. Me acuerdo cuando estudiar el día antes me valía un sobresaliente en el colegio, luego estudiar el mes antes era ir de arriesgada. Sólo sé que aquí estoy hoy. Terminados los exámenes de quinto, pasando al último curso de la carrera más larga del catálogo de la ULL.

Sin dudar me apunté a la Academia Amir para empezar a preparar la prueba MIR desde el próximo curso. Eso abrió muchas líneas de debate entre la gente, porque aún no nos toca pero ahí está, a un paso. Vinieron días de dudas y muerte súbita paroxística pensando qué quería hacer, qué método sería el mejor para estudiar y demás. Una vez hube decidido qué academia sería la acertada para mí, me senté frente a los apuntes de Otorrino y me dispuse a estudiar y a continuar con las demás asignaturas que tenía que hacer, porque nadie me las iba a venir a aprobar y eso, era lo prioritario. Me centré, quizá demasiado, en estudiar lo que tocaba. Las dudas siguen ahí pero, ¿quién no tiene dudas?


Lo que me tiene un poco en el aire es lo que voy a hacer ahora, estoy pendiente de los últimos resultados, de los planes para este fin de semana, de ver a los amigos que hace tiempo que no veo... Me espera un verano tranquilo, sin razones para ausentarme durante una larga temporada. En parte me alegro de que sea así, hace varios veranos que no me quedo en casa y por una vez eso es lo que me apetece. Me van a prestar una bicicleta y dicen que nos espera un verano fresco y húmedo. Ojalá no se trate de una nube pasajera y el viento ayude a despejar las malas sombras de mi cabeza. Por lo pronto, me alegro mucho de poder escribir de nuevo y por si no te habías percatado... ¡hoy es Viernes!  

Cautos, cuentos y otros eufemismos

- "Van a aumentar las retenciones del sueldo"- y esta frase sólo podría asustarme tanto viniendo de mi padre -sin ánimo de despersonalizarlo, única fuente de ingresos en mi casa.
Vaya, la amenaza de la crisis se hace algo más tangible a medida que avanza el año mientras mi padre se suma a los centenares de pacientes con insomnio y ansiedad que se medican en los centros de salud a diario. Con detonantes como este, no se puede pretender que nos funcione girar la cara en otra dirección sin prepararse para recibir algún golpe. Pero no caigamos en la hipocresía de no creer en nuestra solvencia cuando hay familias que no gozan de tal holgura. Somos la clase media, próxima a la extinción.

Por qué cuento todo esto; porque sin duda la humanidad de las personas a mi alrededor se está lastimando. Y con este aura de miedo y preocupación no hay alma que pueda entregarse a sí misma ni crecer, si no es bajo el yugo de una sociedad discapacitante. En años, veremos el resultado de todo esto y sin duda diremos maldito el día que no nos dejaron seguir cultivándonos y nos empujaron a una existencia aberrante. No tengo el paradigma absoluto de la normalidad, pero esta situación sin duda, no lo es y los perjuicios no tardarán en llegar.

Los valores que un día nos dieron amparo, poco valen ya. Nadie mira por nadie, no se comparte y casi no se presta, la humildad es sólo otra palabra llana que no vale ni un acento. Necesitamos ser rescatados. Necesitamos que el mundo comprenda. Necesitamos implicarnos. Hubo una época en que la libertad significaba algo... Para mí ser libre es tener poder de elección y en tanto quiera alguien privarme de él, con más firmeza lo defenderé para poder decir un "no" exento de explicaciones, poder salir o decidir quedarme siempre y en todo momento. Esto fue lo que me enseñaron y me pareció justo, así que lo integré para que fueran las palabras que me definan. No es ninguna exclusiva, la libertad se cotiza bien en el mercado pero los que se jactan de disfrutar de la misma suelen ser los que sólo han llegado a probar su versión demo.

Además, no es difícil darse cuenta de que el hombre pierde su capacidad de interactuar con el medio -paradójico en la era de las redes sociales. Las relaciones interpersonales se han complicado desde el día en que nuestro lenguaje corporal iba dirigido a un cacharro -llámalo ordenador o teléfono. Llegar a otra persona, conocerla, es una tarea laboriosa, difícil y no dispensado de sorpresas. A menudo la gente no es lo que uno pensaba o, más bien, lo que la tecnología te había hecho pensar que era. Por esto, cuando alrededor todo está fuera de control, lo más inteligente que se me ocurre es mirar al interior.

El viaje más genuino que podemos emprender es hacia el centro de uno mismo y en esta cruzada me encuentro inmersa estos días. Eso sí, hay que pagar el precio y una habitación individual vale más cara que una doble, separarse por momentos de la corriente para poder detenerte y observarte es elemental pero no todos están dispuestos a aceptarlo como tú y yo, la soledad es una incomprendida. Para el viajero, descubrir las cosas que le gustan le facilitan muchas tomas de decisiones; le hace buscar y consecuentemente, encontrar. Como se dijo "el secreto está en el caminar, y no en la dirección que se lleva, pues, ciertamente, el que busca un camino espiritual, ya lo ha encontrado".



Así es como la esfera espiritual pasa a significar algo nuevo para mí, a través de una película que no tiene nada de particular... Hollywood tiene respuestas para todo. Se titula "Come, reza, ama" y seguramente la recuerdas por el boom que causó cuando se estrenó; puso de moda la pasta italiana, el Yoga y la filosofía new age. No es que haya adquirido una espiritualidad prefabricada pero ver cómo los otros dan por provechoso el alejamiento del exterior y el acercamiento al interior me hizo querer probarlo por mí misma. Recuerdos cruzados se me pasan por la mente, me guío por mis instintos y por mis deseos. Sin saber cómo, algo me hizo coger de nuevo un libro y recordé lo delicioso que me era la lectura. Me perdí entre cientos de páginas y ahora mismo estoy empezando a hojear mi quinto. No por esto me considero más; más sabia, iluminada o portadora de razones más poderosas para nadie excepto para mí. Sin duda ha sido un cambio favorable pasar de "los demás esperan que yo haga..." a modo "yo considero" o "a mí me apetece". De algún modo siempre lo hice, pero nunca con tanta seguridad como ahora mismo.