30 diciembre 2012

Reajustando planes

        Yo quería ser cirujana
Tenía madera. Me gustaban las manualidades y se me daba bien el punto de cruz. Era fan de Anatomía de Grey. Tener una excusa para ir todo el día en pijama me parecía un sueño. Pero estando en Medicina me hice (literalmente) añicos la espalda estudiando como una corcovada hasta que se me quebraron los codos y me salió lumbalgia. He desarrollado un temblor en las manos como un tic nervioso que no me deja maniobrar con tanta precisión como antes. Además, me he convertido en una cegata que no enfoca más allá de los 4 metros. Si ya tengo estos achaques antes del MIR, no quiero pensar cómo acabaré después ni de cómo podría resistir esas horas de quirófano. Creo que debería replantearme seriamente esta situación. Sí, lo he decidido. No voy a seguir más Anatomía de Grey. 
No pensarías que iba a descartar la Cirugía por un reúma de nada, ¿no? Además, entre tú y yo, la serie se ha vuelto malísima, ¿no te parece? 

29 diciembre 2012

Pide un sueño

Pídelo sin más. Porque es gratuito soñar. Porque puede hacerse realidad. Porque hacerlo te convierte en mejor persona; abre tus puertas a la oportunidad y a lo que está por llegar. Nunca conseguirás aquello que no está en tu mente. Aún cuando pase ante tus ojos, contoneándose con evidencia, si no está entre tus ideas alcanzarlo, igual de fortuito que llegó se irá. No permitas esto último. No vivas vagabundo de ideas y proyectos. Haz tu lista de propósitos y verás con qué facilidad encaminas tus pasos -sin dudarlo y casi sin quererlo, hacia donde quieres. Sin distracciones ni trucos de magia. Verás qué sencillo es trazar la recta que se extiende entre tus sueños y tú. Pero para eso antes debes formular tu deseo...

XMAS

Carrie Bradshaw frente a un documento en blanco, Sexo en Nueva York
No se me ha pasado que ha sido Navidad. Que ayer fue el día de los Inocentes y que en un par de jornadas, será hora de acabar el calendario y colgar el 2013 en la pared. Pero qué quieres que te diga, he estado ocupadísima liándome el turbante a la cabeza. Ya están a la vuelta de la esquina los exámenes de Enero, el terror universitario de las vacacaciones de navidad. Paso más horas fuera que dentro de mi casa, estudiando (snif, snif). Mis amigos varios me dicen cosas como "pues sí que estás estresada con la carrera, ¿no?". Yo ya, después de 6 años, desisto de que ellos entiendan lo difícil que puede ser esto. Lo peor de todo es hacerlo sola. Pero por alguna mágica alineación de las estrellas, este año no ha sido así. De hecho soy feliz de poder decir que estoy pasando las fiestas junto a las personas que más quiero y me importan. Saber que están de mi lado me hace sentir completa y es eso mismo que deseo para todos. Lo de escribir entre tú y yo, sería factible de tener alguna idea en la cabeza pero ahora mismo está vacía. He formateado y sostengo con fuerzas las riendas de mi imaginación, por el momento. Lo único que necesito son estanterías de vacío para llenarlas de Pediatría, Oftlamo, Dermatología... Suena deprimente, ¿verdad? Pero eso es mi vida estos días, la poca que tengo se la debo a horas robadas del sueño. Por suerte para mí, amo lo que hago y soy una experta ladrona de las fortunas del tiempo.      

21 diciembre 2012

Solitude

 
"Un estremecimiento me distrajo del silencio. No recuerdo la última vez que oí sonar el teléfono en la casa de al lado. Parece que fue ayer cuando se marcharon y se llevaron con ellos la luz y los sonidos. Pero el ayer no es libre para pasar página, es la cárcel del tiempo. Y tiempo es justo lo que había llenado el vacío de esa casa hasta que rompió el eco de aquella llamada. No hubo respuesta, claro. Un minuto más tarde dejó de sonar. Pero eso no fue suficiente para quitarme de la cabeza quién pensaría encontrarla en una casa vacía. ¿Habría alguien todavía, que no supiera lo que había ocurrido allí?"
Fragmento para otro de mis próximos libros, ¡jejeje! 

18 diciembre 2012

My car, oh! so fast




Una gran verdad sobre mí: nunca me cansaré de hacerlo. Ya sea de día o de noche; esté en medio de la ciudad o en el campo; más rápido o más despacio; con las ventanas abiertas o cerradas; con lluvia, viento o sol. Quizá mi error sea confiar demasiado en un buen motor sin importar el chasis, pero cuando circulas a la velocidad que me muevo yo, el color es lo de menos. Me apasiona conducir (rápido). Y esto entre tú y yo no es un spot de BMW. 

Ausencias

Ya me ha pasado otras veces. Que estando en la calle veo cruzarse conmigo a una persona que es casi idéntica a alguien que conozco y quiero. Gente que está lejos, en distancia y en tiempo, que sólo te regalan ausencia y recuerdos. Quien tuviera un gira-tiempo para poder alcanzarles de nuevo en algún punto del pasado y retomar aquella charla, en aquel momento. Dicen "el tiempo pone a cada uno en su sitio", pero a mí el tiempo no hace más que darme y quitarme gentes. Y luego casi me las devuelve, cuando camino por las calles de ningún sitio y se cruzan entre tú y yo anónimos con rostros familiares. Hoy estoy echandolos de menos a todos ellos.

15 diciembre 2012

Ad-mirándote

Picadilly Circus, London 2010
La RAE dice que admirar significa "ver, contemplar o considerar con estima o agrado especiales a alguien o algo que llaman la atención por cualidades juzgadas como extraordinarias".
Así que, aplicando este simple concepto, tomamos como punto de partida que no vale decir que admiras a tus padres. Porque todos sabemos que los quieres porque te soportan quieren y te puede parecer que lo que hacen por ti sea genial, pero yo aún no he visto ningunos padres expuestos en un museo o una galería. Extraordinario es sinónimo de inusual, insólito, singular y de todo lo que se salga del ordinario. Lo que nuestros padres hacen por nosotros no es nada raro, de hecho todos hacen más o menos lo mismo, seguramente por un puñado de proteínas codificadas genéticamente por alguna endiablada pareja de cromosomas. Por las mismas tampoco sería viable admirar al Sol, las estrellas o la Luna a menos que te parezcan de una belleza superior. Pero no sé por qué, me da en la nariz que después de ver el mismo panorama día, tras noche, tras día, tras noche, tras día... terminas tomándolos como algo pobremente atribuído. Tampoco podemos guardar todas nuestras admiradas de admiración para la gente que está muerta. Sé que esa palabra puede dañar la sensibilidad de algunas personas, pero es que sí, las grandes obras de la Historia, que son dignas de que las remires, están firmadas por la mano de gente que con alta probabilidad, están fallecidos (mires como lo mires, están bajo tierra vaya). Sería un derroche de energía que se va a perder en el infinito del universo porque a nadie le importa lo más mínimo si una estatua en Florencia, seguramente cubierta de polvo centenario, te parece sublime. Por tanto, hacia dónde enfocar la mirada si no es a los padres, a la naturaleza ni a las reliquias remanentes de los muertos no vivos. No lo sé; dímelo tú.
Yo me levanto cada mañana y antes de llegar a la biblioteca a las 08:00 am (valeeee, a las 08:13) ya he encontrado miles de motivos de admiración. Porque una definición no me quita el sueño, y si no es extraordinario lo que ocurre cada día es porque no te has parado a admirar bien el Mundo que hay entre tú y yo. Al fin y al cabo nuestro abuelo el latín, nos dice que "se admira una selección de lo que se ve y se para uno a mirar aquello que le llama la atención" ya sea considerado extraordinario o no.

13 diciembre 2012

Miedo

Creo que nadie pasó nunca tanto como Luke Skywalker cuando Darth Vader le dijo que era su padre. Gran poder el Miedo. Y pobre Luke, porque aquel día casi acaba con él y se lo lleva al otro barrio lado oscuro de la Fuerza
Y sin embargo el miedo sigue siendo un mal que nos persigue, nos espía y nos asalta a cualquiera de nosotros en cualesquiera que sean sus circunstancias. No podemos vivir con él pero tampoco sin él. Aprendemos a qué tenemos miedo y lo hacemos parte de nuestra existencia. Convivimos con él y tratamos de evitar a toda costa el detonante que nos haga saltar y nos ponga en evidencia mostrándonos sólo entonces, lo vulnerables que somos. Pero nos olvidamos así de que el miedo es un gran aliciente; el impulso que, muchas veces, necesitamos para establecer la diferencia entre un hecho en potencia y nuestra realidad. Y qué si el miedo está apostado entre la felicidad y tú, ¿acaso le vas a dar tregua? Mi consejo es que no te detengas, que cada minuto del resto de tu vida, luches. Porque al enfrentarnos a nuestros temores estamos dando el primer paso en el camino correcto hacia nuestro propósito. Y porque el sabor de la victoria que puede encontrarse al otro lado de esta oscura cortina de humo supera -seguro, con creces, el amargor de la incertidumbre y el escozor de la vergüenza -ambos pasajeros. No des tiempo al miedo; no le permitas entrar; no dejes que te meta el miedo en el cuerpo. Como me gusta decir y aconsejo siempre, "Make it happen". Sabes que va por tí, amigo P., junto con un gran abrazo ;) 

12 diciembre 2012

¿Suerte o Destino?

Una pregunta con la que entretenerse. Yo llevo ya un rato dándole vueltas como si fuera una bola de nieve, de estas que se van haciendo cada vez más grande y, si te descuidas, te lleva por delante. Si me preguntaras, lo primero que te diría sería que "no sé qué decir". Pero como todo aquí entre tú y yo, da para algo más que eso. Sí, yo creo en el destino. Pero por muchas de las cosas que me han ocurrido; ellas me han llevado a pensar así, a vislumbrar el fino trazo de ese plan. Como me ocurre en otras tantas veces, no puedo explicártelo. Es cuestión de querer creer. Lo que tengo claro es que no me trago que el azar sea tan quisquilloso ni tan malévolamente calculador. Confabular con el Mundo para que encajen las piezas que dibujan nuestra realidad, no es cosa de la suerte. Tampoco es mi intención traer el karma a colación puesto que ese tema se me escapa ya de las manos (salvo cuando está claramente en contra mío). Dulce subjetividad.
Tienes que preguntarte si, cuando te ocurre algo bueno, eres de los que ven algo más allá de la suerte -una señal; o al contrario, un feliz giro del azar. Escojas la postura que sea, el margen de error será el mismo porque, como dice mi hermana E. "no es como la ciencia, que es verdad y punto". Aquí la única verdad es que se juega con nosotros como si fuéramos dados. Lo que vea cada uno será aquello que quiera creer. Pero puestos a observar, ¿por qué no enfocar a lo que puede haber más allá? Porque puede no haber nada; vale... Pero cómo negar la evidencia, cómo no ver encajar esos sucesos que se precipitan y se enlazan y forman un sutil entramado. Somos dueños de nuestras vidas -queremos creer. Pero yo opino que creer en el destino no es despersonalizar nuestra capacidad de tomar nuestras elecciones, sino dar sentido a las mismas. Amargo escepticismo. 
 

10 diciembre 2012

Ayer y no hoy

Hoy, hablando del colegio, y por razones tangentes a este post, me acordé de cuando era niña, antes de que llegaran mis hermanas. Recordé así de pronto, el poster de La Sirenita que había colgado en mi cuarto, de mi uniforme marrón y mis peluches. Nunca le llegué a coger el truco a los patines; tenía unos de esos con cuatro rueditas. Me los ponía para practicar pero a mi madre no le gustaba que patinara en casa y a mi me daba vergüenza caerme en público. Mis tardes favoritas eran las que pasaba en la calle, sobre todo en las tiendas. Lo mejor era ir a esas donde vendían telas de carnaval y recoger las lentejuelas caídas del suelo. Mis primeras palabras en inglés fueron cat, dog, Sue y Peter. Cuando me enseñaron alguna más, empecé a hacer representaciones de diálogos en inglés. Yo siempre pedía hacer el papel de la bruja porque creía que era el personaje más molón de todo el Classbook. Mi princesa era, y siempre será, Cenicienta (con el doblaje original). Recuerdo que quería ser abogada porque en casa veía películas de policías y me parecía que los abogados hablaban y vestían muy bien. Además de que siempre tenían razón. Mi peluche preferido era el pato Donald. Me gustaban los privilegios de hija única, como que mis abuelas me dieran dinero para comprar cromos de la Barbie. Tenía un camisón de pijama como la Wendy de Peter Pan. Tuve tres amigos imaginarios hasta que mis padres me dijeron que iba a tener una hermana. Aún me acuerdo de sus nombres. Como no me gustaban las uvas, en Nochevieja partía el año con conguitos de chocolate. Cuando salía de paseo solía coger flores para hacer un ramillete. Luego las llevaba a casa y las ponía en un vaso con agua esperando que sobrevivieran. Ninguna lo hizo pero yo no dejé de coger flores. Tenía un monito pequeño de peluche que estaba cosido a un sillón de gomaespuma. Un día mi padre arrancó al mono, lo metió en un tupper con agua y lo puso en el congelador. Cuando lo fui a buscar estaba hecho un cubito de hielo. Me gustaba la cámara de fotos que teníamos, de esas que imprimían la foto al momento. Me parecían divertidas. Otras veces, proyectábamos las fotos que tenía mi padre en carretes de diapositivas de los viajes que había hecho con mi madre cuando eran jóvenes. Esas fotos las hacía con la otra cámara, la grande, que tenía un trípode; eso ya era de profesionales. Si hubo una primera palabra entre el Mundo y yo fue "papá". Porque de alguna manera sabía que él iba a ser la persona que siempre me diera la razón. Mi madre iba a darme más guerra. Pero invariablemente, ellos son las personas que primero me llevaron de la mano.

06 diciembre 2012

Being almost back

Jordan Matter's Dancers among us
¡¡¡hola hola!!!

Te preguntarás qué he estado haciendo con mi vida y por qué esto anda tan silencioso. Pues mira tú que he estado estudiando mucho y mi portatil no pudo soportar tanto estrés y claudicó. Por eso me he visto deliciosamente obligada a recurrir a mis amados amigos los libros. El único problema es que pesan demasiado y sacarlos de la biblioteca me supone un problema logístico en mi ya-saturada-de-papeles habitación.

Aparte de estudiar todo el tiempo, he sacado algunos momentos para algunas risas, lágrimas y besos. La Vida te da muchas sopresas y algún que otro tropiezo. Pero no te aflijas, no es nada que no tenga solución. De hecho guardo mis esperanzas en que puedan resolverse ambos tropiezos, con el tiempo. 

La vida académica me retumba en la cabeza y me zarandea como si fuera una maraca. Ya queda menos, es el consuelo de los estudiantes y los necios. Por lo pronto llevo las cosas al día, no quiero visualizar aún las fiestas que vienen y los días de biblioteca. De momento espero el próximo café, y la oportunidad que me lleve de nuevo a escribir cualquier cosa entre tú y yo.  

Con otros ojos

 
A veces me gustaría mirar directamente en las personas con otras lentes y a través de ellos averiguar, qué se esconde en las profundidades de su retina. Ver lo que hay en su fondo y más allá, por detrás de la vía óptica. Acomodarme en sus dioptrías y hacer acrobacias con sus ejes. Pero no ha de encontrarse todo esto tras una lente sesgada. Sólo es para aquellos capaces de enfocar correctamente sin fatiga. Y es tan fácil perder el punto focal que al final dudamos de si lo que conocemos es real o virtual. Más de una vez me gustaría mirar en los ojos de los demás y saber qué hay allí. Pero es inútil porque no se ve con los ojos y una mirada entre tú y yo no basta para conocerte.