16 junio 2011

Sí, el jardín del vecino tiene lavanda, huele mejor y es más bonito

       ¿Por qué será? Tenemos que reconocer que de vez en cuando (más bien muchas veces) es inevitable echar un ojo al jardín del vecino. Sabemos de antemano que puede no gustarnos lo que veamos, pero aún así lo hacemos. Por qué puede no gustarnos es sencillo: él tiene tal, puede hacer cual...  

        "Bueno, no hemos estado tan bien como el vecino".. "tuvimos aquel problema y después no fue fácil coger el ritmo".. "él tuvo ayuda y yo no".. excusas, excusas. Hay que aprender que no sirve de nada compararse con los demás, ¡deja de buscar pretextos! Cada uno de nosotros ha recorrido unos pasos distintos a los otros y por esto, tiene un jardín diferente. No es ni mejor ni peor; sólo diferente.

       Por supuesto, resulta muchísimo más fácil externalizar nuestro posible conflicto, proyectándolo en la bonanza del vecino, llegando de esta manera incluso a pensar que "no es que yo me haya descuidado, sino que él tuvo suerte". No nos engañemos entre tú y yo de esta manera. Nosotros somos los responsables de la situación en la que nos encontramos; es nuestra vida y las que se encargan de la siembra son nuestras manos. Así que deja de ojear el jardín de al lado que el tuyo es el que importa. 

       Recogemos lo que sembramos: aprende a amar las rarezas y extravagancias que te distinguen de los demás, porque éstas son las que te hacen único y además, hacen florecer tu jardín.

¡Feliz Jueves!

No hay comentarios:

Publicar un comentario